María Velasco a punto de estrenar La ceremonia de la confusión nos habla de su trabajo como dramaturga
¿Cómo surgió el proyecto de La Ceremonia de la confusión?…
Con la que está cayendo en España, en lo que concierne a lo político y social, hacía tiempo me propuse hablar de los albores de nuestra “democracia”. Los sueños de aquellos que eran jóvenes cuando el dictador nos dejó, el referéndum para la nueva constitución y, a comienzos de los 80, con la movida cultural. Sus aspiraciones en contraste con la realidad actual…
¿Cómo ha sido elegida para Escritos en la escena?…
Envié un dossier a la convocatoria procurando el mayor rigor. Hubo muchos candidatos, porque esta iniciativa es pionera en el Centro Dramático Nacional. En Europa y, sin ir tan lejos, en Cataluña, ya se habían llevado a cabo programas similares, pero aquí era la novedad, y no se sabía qué criterios iba a valorar el jurado. Escogieron las propuestas de cuatro dramaturgos. Conozco bien a dos: Lola Blasco y Carlos Contreras, por eso deduzco que prefirieron autores de nueva cuna y de escritura más bien postdramática. Tanto Lola como yo habíamos participado de experiencias semejantes (para la integración del dramaturgo en el proceso creativo) en la Sala Cuarta Pared.
¿De qué va tu texto?¿Has podido seguir el proceso de creación del montaje?…
Un grupo de viejos amigos se encuentran en el velatorio. Ha fallecido el que era el líder del grupo de su juventud. Hacer el duelo, implica también despedirse de una época, de un pasado mistificado. La pareja del difunto, dos décadas más joven, es testigo de las contradicciones de una generación, la de la democracia. A él le corresponde tomar el relevo. La parte más “trascendental”, por así decirlo, viene edulcorada por el ambiente frívolo de la Movida (flashbacks), así como algunas versiones musicales de temas de los 80.
He estado presente en un porcentaje de los ensayos. He escrito y reescrito, pero no más que en cualquier otro proceso. En ese sentido creo que el programa de Escritos en Escena debe de reforzar la figura del “dramaturgista”: aquella figura que vela, hasta el día del estreno, por que se cuente la historia y se cuente bien.
¿Qué lectura escénica han hecho en la puesta en escena sobre tu texto?…
Creo que la propuesta de Jesús Cracio “barroquiza” más un texto ya de por sí formalista. A veces, ir a favor del texto es ir contra… y viceversa. La propuesta ha apadrinado, en cierta forma, la estética de la Movida. Esta es muy “poderosa”, engatusa; pero el público de hoy no reaccionará igual al eclecticismo y la tentación del kitsch.
¿Qué balance haces de tus últimos proyectos como autora…
Ha habido de todo: encargos, producciones propias, trabajos de creación colectiva… El teatro hoy es un cajón de sastre y a mí, como autora, me ha proporcionado experiencias muy distintas: desde un encierro con unas monjas carmelitas para documentar una obra sobre Santa Teresa de Ávila (Tiempo de caminar) al frenesí creativo (Lorca al vacío). Creo que lo interesante es estar abierto al mundo sin perder la voz propia…
¿Cuál ha sido tu evolución como autora?…¿Estás escribiendo algún texto?…
El primer espaldarazo me lo dio Cuarta Pared. Me becaron, y coordinaron el proceso de escritura de “Günter, un destripador en Viena”, que tuvo cierta repercusión después de que José Monleón la publicara en Primer Acto. Luego llegaron otras como “Los perros en danza”, “Nómadas no amados”, “Manlet”… Ahora tengo varios proyectos en ciernes con las directoras Sonia Sebastián y Rakel Camacho. Y estoy escribiendo narrativa, para depurarme.
¿Cómo ves el panorama teatral en nuestro país?…
Gris oscuro, casi negro, mientras las autoridades competentes sigan viendo la cultura como un bien de lujo y la gestión cultural esté en manos de personas que privilegian los intereses económicos por encima del humanismo. Ahora bien, en lo creativo, se hace notar cierta ebullición. El CDN, de la mano de Ernesto Caballero, comienza a asumir la responsabilidad de pujar por la dramaturgia contemporánea española; las salas alternativas se ven abocadas a la necesidad de llegar a un público más amplio (se acabó el “todo para el pueblo pero sin el pueblo”), y la proliferación de espacios no convencionales, pese a las limitaciones técnicas, augura un renacimiento cultural. La materia prima está; en el ámbito de la escritura, que el que mejor conozco, autores como José Manuel Mora, Alberto Conejero, Pablo Iglesias, Carlos Contreras, Lola Blasco, Zo Brinviyer, José Padilla, Antonio Rojano o Sergio Martínez Vila han demostrado con su poética que si son jóvenes (lo cual, biológicamente, ya es más que dudoso), no son célibes.
¿Crees que el aumento del IVA y los recortes perjudicarán al teatro?…
Estas “políticas bárbaras” han sido como un electroshock para los gestores y los creadores. Hecha la ley, hecha la trampa… El teatro va a tener que maridarse con la desobediencia civil.
¿Qué obra has visto últimamente que te interesase?¿Por qué?…
Me impresionó mucho “Autopsia”, de Jose Manuel Mora, dirigida y protagonizada por Fernando Soto. Hubo dos únicas representaciones dentro del Festival de Escena Contemporánea en la Sala Triángulo. Desearía que fueran más. Con una modestia de medios y recursos admirable se accedía, por el llanto y por la risa, a la filosofía, el amor al saber. La palabra hablada era poesía y los actores no tenían nada más que citarla. La plástica y el espacio sonoro eran hipnóticos. Salí de la sala como si hubiera estado soñando despierta… y, con la sensación, de que había crecido unos centímetros.
¿Alguna idea para seguir creando en estos tiempos de crisis?…
En una sola expresión, robada además a Enzo Cormann, “POELÍTICA”.
Daniel Freire nos habla del proceso de creación de El veneno del teatro
¿Cómo surge el proyecto de El veneno del teatro?…
Este proyecto me llega de la mano de Concha Bustos, con quien había trabajado en la gira de «Mercado Libre» y de mi amiga Sandra Avella que es la socia de Lino Patalano, el productor argentino del proyecto, aquí en España. Me llega con todo armado, director y compañero incluidos.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportaseis ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con Mario Gas?…
Sí las hubo. Fue un proceso rápido pero con muchos permisos, más en algunos ámbitos que en otros. Una primera parte trabajamos sobre el texto, proceso en el que Mario quería invertir más tiempo, pero que nuestra particular ansiedad hizo que se redujera y empezáramos a ponerla en pie. Hay propuestas constantes y se prueba todo lo que se nos ocurre, partiendo de un esqueleto inicial que Mario había marcado. Siempre, actor-director, tienen una relación de poder bastante potente. El director manda hasta el estreno, el actor obedece hasta ese mismo día en que se convierte en el verdadero dueño de la obra. Pero siempre dentro de los límites del respeto. Aquí se ha dado de forma similar.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear el personaje?…
El pavo real. Este fue el punto de partida para mi personaje. Creo que este actor tiene mucho de ese animal, inquieto, huidizo, curioso, arrogante y vanidoso. Y también algo de un toro en medio del desconcierto de la faena. El desconocimiento del juego y sus reglas; pero enfrentando su destino.
¿Cómo ha sido el proceso de ese «combate» escénico entre los dos actores?…
El trabajo con Miguel Ángel Solá es de mucha admiración y respeto mutuo. Hay un gran cariño y estamos constantemente observándonos para ver en qué punto podemos colaborar con el otro. Ha sido un trabajo con mucho intercambio y discusión entre los actores y con el resto del equipo, realmente fue una construcción colectiva.
Trabajas en televisión, cine…pero siempre que puedes vuelves al teatro…¿Es importante para ti?…¿Por qué haces teatro?…
Es muy importante el teatro para mí. Me ha gustado y me gusta experimentar y aprender en los otros medios, pero el teatro es el ámbito donde mejor me siento. Quizás al ser el medio más conocido para mí es donde estoy más tranquilo. También es donde más expuesto estoy y ese miedo me carga de adrenalina, que por ahora no me detiene. Desconozco las razones que me llevaron a decirles a mis padres, a los nueve años, que quería ser actor, en casa no había ni televisor. Pero a esa edad ya soñaba con personajes. Creo que me niego a dejar de ser niño y no jugar más.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actor en teatro?…
Mi balance es bueno. Creo que ha sido un trabajo de hormiga, constante y continúo. Un recorrido de mucho aprendizaje y de mucha observación. Y un recoger las enseñanzas que cada obra en particular te va haciendo.
¿Preparas de forma distinta un personaje para tv, cine o teatro?…¿Cuál es tu método?…
Digamos que las metodologías del actor para encarar cada personaje dependiendo del medio no varía mucho, pero la técnica con la que se realiza cada uno son diferentes. En el teatro hay una posibilidad única de hacer las cosas cada vez. En los otros medios puedo retomar y repetir. También cada personaje te implica un desafío técnico diferente. Yo intento comprender al personaje por lo que dice, lo que hace ( si lo logra o no) y que dicen de él. También la observación de tu entorno te facilita la tarea a la hora de buscar referentes. El texto aprendido será la guía.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Creo que la que ha tenido siempre o por lo menos que ha debido tener siempre: Una provocación, una denuncia, una luz, una transgresión. Debe cumplir más que nunca una función social amplia y transformadora. Aún nos falta como teatreros encontrar la expresión en el arte que se empareje con el descontento social y el compromiso de la gente. No ha surgido aún en el teatro una expresión del 15 M, por ejemplo, y sería bueno.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Sí afectará. De hecho está afectando. Aunque las crisis siempre sirven para dar rienda suelta a la creatividad. Y estoy seguro que nos daremos formas alternativas para generar espacios de expresión y de trabajo.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
He visto «Primer acto» un unipersonal con Juan Pablo Di Pace, con mucha solvencia y talento, te mantiene entretenido e implicado en su proceso de vida corto pero lleno de ilusiones para concretar el ser actor. Las paradojas de nuestra vida en escena, por alguien que desde su juventud aporta conocimiento.
¿Proyectos?…
Proyectos varios pero que se chocan entre sí por los tiempos, ya veremos que nos permite el tiempo sacar para adelante.
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