Revista digital de Artes escénicas -Año 9º-

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¿CUÁNTOS POETAS HAN MUERTO EN LOS ANDAMIOS DE LA CARPINTERÍA TEATRAL?

DOS GENERACIONES DE DRAMATURGOS ESPAÑOLES CONVERSAN

Es emocionante escuchar de boca de Ignacio Amestoy que el dramaturgo español tiene algo de Sísifo: consecuciones y logros efímeros salteados de caídas sin arnés; y, asimismo, el titular: “Seguimos con la furgoneta” (para ilustrar nuestra perenne necesidad de auto-producirnos a falta de que otros lo hagan). Amestoy (Ederra, Chocolate para desayunar, Cierra bien la puerta, etc.) Premio Nacional de Literatura Dramática, venía a corroborar que la etiqueta “emergente” no es solo aplicable a los autores menores de treinta años, aún en ese “purgatorio de duración variable, tras el cual se instalan en la gloria de los elegidos o en el infierno del olvido” (Fernando Savater), sino una condición sine qua non.
El lunes 11 de marzo, sobre la escena del teatro María Guerrero, nos sentamos a conversar dos generaciones de dramaturgos españoles nacidos, respectivamente, en derredor de los cuarenta y de los ochenta. Se trataba de una nueva cita de los “Lunes con voz”, punto de encuentro para el gueto teatral madrileño. Aunque el moderador, Ignacio García May (Alesio, El dios tortuga, Los vivos y los muertos, etc.), envalentonado por “el buen momento que vive la dramaturgia”, dictaminó que esta mesa iba a diferenciarse de otras sobre autoría en evitar el llanto y el deporte de la queja, no pudimos menos que sacar el vaso de lágrimas. La situación (recortes, subida del IVA, etc…) no es para menos.
El veterano, Domingo Miras (Una familia normal, Las brujas de Barahona, La Monja Alférez, etc.), asimismo Premio Nacional de Literatura Dramática, comenzó diciendo que los autores de su quinta, la generación realista, ganaban premios, pero no estrenaban sin haber encanecido. Nada ha cambiado, como pronto tuvimos oportunidad de aclarar los noveles (Lola Blasco –Pieza Paisaje, Proyecto Milgram-, Carlos Contreras –Verbatim Drama, La comedia que nunca escribió Mihura-, Verónica Fernández –Presas, Serena Apocalipsis- y yo –Perros en danza, La ceremonia de la confusión-), que concurríamos allí gracias al nuevo programa “Escritos en la escena”. Esta iniciativa, semejante a otras en Europa (el Royal Court) o, sin ir más lejos, el T6 del Teatro Nacional de Cataluña, ni siquiera nos depara la oportunidad de un montaje profesional. El resultado, difícil de categorizar es un semi-montado o muestra. No obstante supone un conato, un primer esfuerzo, por parte de la nueva dirección del Centro Dramático Nacional, de apoyar la creación dramatúrgica contemporánea.
Mal de muchos, consuelo de todos: las distintas generaciones no solo resemblábamos una problemática similar a la hora de ganar cierta visibilidad… También se evidenció que ciertos referentes seguían vivos y el nombre de Federico García Lorca, aquel que anhelaba el momento de “abrir los viejos escotillones del teatro” salió varias veces a colación, al igual que fuentes inspiradoras, sugeridoras de una mayor libertad dramatúrgica, como la Nouvelle Vague. No faltaron las manidas discusiones sobre si, en paralelo al teatro, podemos hablar de una literatura dramática: ¿es la obra un simple pretexto para el hecho escénico? Se trata de una cuestión cáustica, infalible a la hora de agitar una mesa de dramaturgos… Nunca nos pondremos de acuerdo: mi opinión, que el placer de leer Hamlet es distinto al de verlo representado y que ciertas obras, algunas de reciente factura, son mucho más que un cuaderno de dirección, un libro de cabecera: pequeñas biblias dialogadas.
Y mientras los veteranos discutían acerca de los pormenores biobibliográficos de Goethe (con envidia de su erudición), pensé por un momento en el viejo Allen Ginsberg revolviéndose en su tumba (querido, Ginsberg, ya queda menos para la literatura transgénero; pensé en cuántos poetas habían muerto en los andamios de la carpintería teatral; y cuánto tiempo nos lleva (como decía Picasso) llegar a ser jóvenes.
María Velasco

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María Velasco a punto de estrenar La ceremonia de la confusión nos habla de su trabajo como dramaturga

MaríaVelasco¿Cómo surgió el proyecto de La Ceremonia de la confusión?…
Con la que está cayendo en España, en lo que concierne a lo político y social, hacía tiempo me propuse hablar de los albores de nuestra “democracia”. Los sueños de aquellos que eran jóvenes cuando el dictador nos dejó, el referéndum para la nueva constitución y, a comienzos de los 80, con la movida cultural. Sus aspiraciones en contraste con la realidad actual…

¿Cómo ha sido elegida para Escritos en la escena?…
Envié un dossier a la convocatoria procurando el mayor rigor. Hubo muchos candidatos, porque esta iniciativa es pionera en el Centro Dramático Nacional. En Europa y, sin ir tan lejos, en Cataluña, ya se habían llevado a cabo programas similares, pero aquí era la novedad, y no se sabía qué criterios iba a valorar el jurado. Escogieron las propuestas de cuatro dramaturgos. Conozco bien a dos: Lola Blasco y Carlos Contreras, por eso deduzco que prefirieron autores de nueva cuna y de escritura más bien postdramática. Tanto Lola como yo habíamos participado de experiencias semejantes (para la integración del dramaturgo en el proceso creativo) en la Sala Cuarta Pared.

¿De qué va tu texto?¿Has podido seguir el proceso de creación del montaje?…
Un grupo de viejos amigos se encuentran en el velatorio. Ha fallecido el que era el líder del grupo de su juventud. Hacer el duelo, implica también despedirse de una época, de un pasado mistificado. La pareja del difunto, dos décadas más joven, es testigo de las contradicciones de una generación, la de la democracia. A él le corresponde tomar el relevo. La parte más “trascendental”, por así decirlo, viene edulcorada por el ambiente frívolo de la Movida (flashbacks), así como algunas versiones musicales de temas de los 80.
He estado presente en un porcentaje de los ensayos. He escrito y reescrito, pero no más que en cualquier otro proceso. En ese sentido creo que el programa de Escritos en Escena debe de reforzar la figura del “dramaturgista”: aquella figura que vela, hasta el día del estreno, por que se cuente la historia y se cuente bien.

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¿Qué lectura escénica han hecho en la puesta en escena sobre tu texto?…
Creo que la propuesta de Jesús Cracio “barroquiza” más un texto ya de por sí formalista. A veces, ir a favor del texto es ir contra… y viceversa. La propuesta ha apadrinado, en cierta forma, la estética de la Movida. Esta es muy “poderosa”, engatusa; pero el público de hoy no reaccionará igual al eclecticismo y la tentación del kitsch.

¿Qué balance haces de tus últimos proyectos como autora…
Ha habido de todo: encargos, producciones propias, trabajos de creación colectiva… El teatro hoy es un cajón de sastre y a mí, como autora, me ha proporcionado experiencias muy distintas: desde un encierro con unas monjas carmelitas para documentar una obra sobre Santa Teresa de Ávila (Tiempo de caminar) al frenesí creativo (Lorca al vacío). Creo que lo interesante es estar abierto al mundo sin perder la voz propia…

¿Cuál ha sido tu evolución como autora?…¿Estás escribiendo algún texto?…
El primer espaldarazo me lo dio Cuarta Pared. Me becaron, y coordinaron el proceso de escritura de “Günter, un destripador en Viena”, que tuvo cierta repercusión después de que José Monleón la publicara en Primer Acto. Luego llegaron otras como “Los perros en danza”, “Nómadas no amados”, “Manlet”… Ahora tengo varios proyectos en ciernes con las directoras Sonia Sebastián y Rakel Camacho. Y estoy escribiendo narrativa, para depurarme.

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¿Cómo ves el panorama teatral en nuestro país?…
Gris oscuro, casi negro, mientras las autoridades competentes sigan viendo la cultura como un bien de lujo y la gestión cultural esté en manos de personas que privilegian los intereses económicos por encima del humanismo. Ahora bien, en lo creativo, se hace notar cierta ebullición. El CDN, de la mano de Ernesto Caballero, comienza a asumir la responsabilidad de pujar por la dramaturgia contemporánea española; las salas alternativas se ven abocadas a la necesidad de llegar a un público más amplio (se acabó el “todo para el pueblo pero sin el pueblo”), y la proliferación de espacios no convencionales, pese a las limitaciones técnicas, augura un renacimiento cultural. La materia prima está; en el ámbito de la escritura, que el que mejor conozco, autores como José Manuel Mora, Alberto Conejero, Pablo Iglesias, Carlos Contreras, Lola Blasco, Zo Brinviyer, José Padilla, Antonio Rojano o Sergio Martínez Vila han demostrado con su poética que si son jóvenes (lo cual, biológicamente, ya es más que dudoso), no son célibes.

¿Crees que el aumento del IVA y los recortes perjudicarán al teatro?…
Estas “políticas bárbaras” han sido como un electroshock para los gestores y los creadores. Hecha la ley, hecha la trampa… El teatro va a tener que maridarse con la desobediencia civil.

¿Qué obra has visto últimamente que te interesase?¿Por qué?…
Me impresionó mucho “Autopsia”, de Jose Manuel Mora, dirigida y protagonizada por Fernando Soto. Hubo dos únicas representaciones dentro del Festival de Escena Contemporánea en la Sala Triángulo. Desearía que fueran más. Con una modestia de medios y recursos admirable se accedía, por el llanto y por la risa, a la filosofía, el amor al saber. La palabra hablada era poesía y los actores no tenían nada más que citarla. La plástica y el espacio sonoro eran hipnóticos. Salí de la sala como si hubiera estado soñando despierta… y, con la sensación, de que había crecido unos centímetros.

¿Alguna idea para seguir creando en estos tiempos de crisis?…
En una sola expresión, robada además a Enzo Cormann, “POELÍTICA”.

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XVII Ciclo SGAE de Lecturas Dramatizadas

XVII Ciclo SGAE de Lecturas Dramatizadas
Entrada libre hasta completar aforo

Las sesiones tendrán lugar del 23 de octubre
al 10 de diciembre de 2012

La iniciativa busca incentivar la literatura teatral

La Fundación Autor de la SGAE presenta su XVII Ciclo de Lecturas Dramatizadas, que se desarrollará en la Sala Manuel de Falla (c/ Fernando VI, nº 4 – Metro Alonso Martínez), espacio estable para esta actividad desde hace varios años. Las representaciones, de entrada libre hasta completar aforo, tendrán lugar a las 19:00 h, todos los lunes (a excepción de la apertura que será en martes), entre el 23 de octubre y el 10 de diciembre de 2012. Los textos programados son siempre no estrenados y de autores españoles contemporáneos.

Esta iniciativa, que la Fundación Autor lleva organizando desde hace más de dieciséis años de forma consecutiva, busca incentivar la escritura y lect ura de piezas teatrales. Una magnífica oportunidad para autores, actores, directores, productores y público que participan de esta experiencia, en la que se asiste a ver una obra nunca antes representada y ensayada ese mismo día.

En esta ocasión, el leit motiv del ciclo es fomentar la escritura de teatro, que los autores dramáticos encuentren estímulo para seguir escribiendo. Por eso, el ciclo incluye los ya habituales premios SGAE de teatro y SGAE de teatro infantil, y el Premio LAM (para obras de temática lesbiana, gay, transexual y bisexual); además del Premio Tirso de Molina y un texto del proyecto T6 (del Teatre Nacional de Catalunya).

El ciclo se suma, en esta edición, al homenaje que la SGAE está rindiendo este otoño al autor Vital Aza (1851-1912) en el I centenario de su fallecimiento. Para el mes de diciembre se ha programado la lectura dramatizada de una de las obras de este asturiano universal, periodista, autor dramático, delineante y médico.

CALENDARIO de sesiones:

Martes, 23 de octubre: Amargura 275, de Carlos Contreras (XX Premio SGAE)
Lunes, 29 de octubre: Beca y Eva dicen que se quieren, de Juan Luis Mira (5º Premio LAM)
Lunes, 12 de noviembre: Vocabulario, de Paco Romeu (38º Premio Tirso de Molina)
Lunes, 26 de noviembre: Un verdadero cowboy, de Marilía Samper (T6.Teatre Nacional de Catalunya)
Lunes, 3 de diciembre: Homenaje a Vital Aza
Lunes, 10 de diciembre: De aventura, de Gracia Morales (XII Premio SGAE Infantil)