Los brillantes empeños en Nave 73
Cuando todo haya terminado,
cuando seamos huérfanos de alma,
cuando solo quede la piel de una patata pegada al paladar,
cuando deseemos el sexo de un hermano,
cuando la piel siempre esté sucia…
Las bocas se llenarán de aliento por el habla,
las palabras de nuevo nos salvarán.
Pablo Messiez ha compuesto un retablo barroco de otro tiempo, no sé si futuro o pasado, ha construido una nueva partitura textual con retazos de piezas del Siglo de Oro. Y lo ha hecho en un espacio despojado y de la mano de unos actores sin miedo al precipicio.
Adolfo Simón
Karmele Aranburu: «El arte es libertad»
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
Desde los 14 años siempre me llamó mucho la atención el escenario y a los 18 cuando comencé a estudiar interpretación, confirmé que aquello no era un capricho sino una vocación que dura más de treinta años. Estudié en Donostia y Barcelona y posteriormente me vine para Madrid.
¿Por qué haces teatro?…Para mí el teatro, la interpretación, no es simplemente un trabajo, es una manera de entender la vida. Es lo que más me seduce y me hace disfrutar. Poder experimentar emociones, sentimientos y vivencias a través de grandes textos es una de las actividades o sensaciones que más satisfacción me provoca. Me permite adentrarme en ámbitos en los que en mi vida cotidiana no tendría posibilidad. Me fascina el valor de la palabra y poder jugar con ella me divierte, me cautiva, me satisface enormemente. Además me permite conocer gente maravillosa.
¿Qué balance harías sobre tu trayectoria en la interpretación?…
En treinta años de carrera ha habido de todo. He trabajado en muchas obras de teatro(a parte del cine y la televisión) al lado de gente grande de la que he aprendido mucho y con los que he disfrutado. Pero aún me queda mucho por hacer.
¿Qué sentido ha de tener el teatro para la sociedad que vivimos?…
La cultura en general y el teatro en particular son elementos de primera necesidad y como tal han de ser tomados. Puede que para alguno suene un poco exagerado pero no sólo podemos estar ocupados de la pura supervivencia, así siempre seremos seres humanos manipulables, vulnerables, aburridos y empobrecidos. Hay que atender al alma. Como decía Nietzsche: “la vida sin música sería un error” y yo añado: y sin teatro, sin poesía, sin pintura…sin arte en general. El arte es libertad.
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que te embarcas?…
De mil maneras diferentes.Pueden ser proyectos propios u ofertas ajenas. En cuanto a proyectos propios últimamente estoy muy comprometida con el teatro clásico del Siglo de Oro, una época de nuestro teatro que me atrae mucho y junto con el director Juan Polanco estamos profundizando mucho en este campo. En los últimos años, entre otros, hemos montado “Los empeños de una casa» de Sor Juan Inés de la Cruz, “La discreta enamorada” y “Los locos de Valencia” de Lope de Vega. Y en cuanto a ofertas pueden surgir o bien por el ofrecimiento de un director o un productor o de una audición, esta fórmula sobre todo en el campo del teatro musical, otra faceta del teatro con lo que disfruto como una loca.
¿Qué te anima a participar en ellos?…Diferentes motivos. Puede ser el personaje, el director, el proyecto en sí y no nos engañemos muchas veces el simple hecho de trabajar. Vivimos de esto y no siempre lo que te ofrecen es eso que tú elegirías pero la necesidad obliga. De todas formas de todas las experiencias artísticas en las que he participado, aun cuando el motivo de embarcarme en ellas fuera meramente económico, he sacado algo positivo.
¿Cómo surgió la propuesta de La Venganza de Don Mendo?…
Conozco a Jesús Castejón, el director de “La Venganza de don Mendo”, desde hace más de veinte años. Y un día hablando con él me contó el proyecto. Me dijo: “como tú eres vasca, ¿qué te parecería hacer de Marquesa de Tarrasa?” Jajaja y así fue. La verdad es que yo hablo catalán y me resulta muy divertido poder hacerlo. Nos lo pasamos genial y la compañía es fantástica. Jesús ha hecho un reparto de lujo; ÁngelRuiz, José Pedro Carrión, Ramón Langa, MaríaJosé Goyanes, Jesús Cabrero, Berta Ojea… y así hasta 27. En los tiempos que corren es un privilegio estar haciendo esta función y además con un gran éxito.
¿En qué proyectos has participado en este último año?…
Como actriz en dos proyectos. “Alquilo” un texto de Álvaro Lizarrondo, dirigido por Didier Otaola junto a Elena González y Rosalía Castro para la sala La puerta de al lado. Un texto trepidante, loco, surrealista con unos personajes muy extremos en donde tuve que hacer una composición muy divertida. Estuvimos un mes y posiblemente lo retomemos más adelante. Por otro lado tomé parte junto a Nieve de Medina en la zarzuela “Catalina” para el Teatro de la Zarzuela, rodeadas de maravillosos cantantes dentro del programa “La trilogía de los Fundadores” dirigida por Álvaro del Amo. Trabajar en el Teatro de la Zarzuela siempre es un placer. Y luego he tomado parte en otros proyectos dentro mi otra gran pasión que es el teatro en verso, como directora de verso en tres montajes diferentes. “Pankreas” de Patxo Telleria con la compañía Tartean de Bilbao. Un texto en verso escrito en euskera, una auténtica joya. “El Mágico Prodigioso” de Calderón con la Cía. Primas de Riesgo. Una compañía compuesta exclusivamente por mujeres dirigida por Karina Garantivá. Y “Al filo de Lope” un montaje creado y dirigido por Juan Polanco. El texto está compuesto por cuatro escenas de otras tantas obras de Lope de Vega con la particularidad de que en cada una de ellas hay una pelea de esgrima.
¿Qué proyectos tienes entre manos?…
En septiembre comienzo a grabar una serie en euskera para ETB, la televisión vasca. Con esto estaré hasta febrero del año que viene. Así que empezando ya a estudiar guiones como una loca.
¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
De una manera sangrante, salas de teatro que tienen que cerrar, compañías que ya no montan espectáculos, nos vemos obligados a rebajar nuestro salario a la mitad o bien trabajar sin un salario establecido y repartir lo que entra por taquilla… es algo, indignante y tercermundista. Con una clase política que vive de espaldas a la cultura, que no entiende su valor y sobre todo que se niegan a entenderlo estamos en una situación crítica.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado? ¿Por qué?…
«El Buscón» de Quevedo interpretado por Jacobo Dicenta y acompañado por Dulcinea Juárez en la música. Un monólogo magistralmente interpretado por uno de los actores más dúctiles y artísticamente generosos y brillantes del panorama teatral actual.
¿Alguna sugerencia para seguir creando y haciendo teatro en tiempos de crisis?…
De entrada, seguir creando sí o sí, esto no puede parar. El público lo necesita y nosotros lo necesitamos. Hay que agudizar el ingenio, que es algo que ya se está haciendo. Con actores y un buen texto no hacen falta más artificios, espacios desnudos y mucho compromiso para estos tiempos. Hay que desarrollar la generosidad al máximo para poder aunar esfuerzo y energía, cosa que también se está haciendo. Y al mal tiempo buena cara.
Las dos bandoleras de Lope de Vega en la Compañía Nacional de Teatro Clásico
Se ha hecho a menudo un retrato de las serranas como mujeres matahombres y salteadoras para desfigurarlas, pero en realidad el bandolerismo ha sido siempre un fenómeno sociológico universal, producto de factores relacionados con la miseria y la injusticia en algunos momentos determinados, que propiciaron una rebeldía como única respuesta a una sociedad que sólo defendía los intereses de unos cuantos y, en este caso, de los hombres. Creo que una de las funciones de un centro de producción teatral es mantener vivo el repertorio de la gran literatura dramática y al tiempo, descubrir textos y dramaturgias poco conocidas o representadas, la CNTC, en esta nueva etapa, lo ha entendido muy bien y está posibilitando un equilibro entre los autores y obra conocidos y los no tanto. Aunque Lope de Vega es uno de los grandes nombres del Siglo de Oro, Las dos bandoleras no es uno de sus textos más conocidos. Para placer de los aficionados al verso, se ha llevado a la escena con una dramaturgia de Marc Rosich y Carme Portacelli, dirigida también por esta última. Un montaje que combina elementos referenciales de la época en un espacio escénico contemporáneo.
Adolfo Simón
El caballero de Olmedo en el Centro de Arte Fernán Gómez
El caballero de Olmedo es uno de los textos más interesantes de nuestro Siglo de Oro y además cuenta con el beneplácito del público que ha hecho su historia propia y canta su leyenda generación tras generación. Es una obra que aparece a menudo en nuestros escenarios; múltiples lecturas he visto en los últimos años y siempre prevalece el texto. En esta propuesta de Mariano de Paco hay un intento de ir más allá de la crónica de los hechos para introducirnos en la mente del protagonista muerto, como si en el momento de su entierro pudiese contemplar los acontecimientos que le condujeron al final trágico. No importa que sepamos desde el principio que el caballero muere al final, ya lo sabemos todos los amantes del teatro y además, muchas obras de misterio nos muestran el crimen al principio para después, ir desvelando cómo ocurrió, como aquí. Para situarnos en esa mente del cadáver, se crea un ritual misterioso de sombras animalescas que van acompañando a los personajes hacia su final trágico.
Adolfo Simón
Javier Veiga nos habla de sus experiencias en el teatro.
¿Qué es el teatro para ti?…¿Por qué haces teatro?…
El teatro para mí es sobre todo el oficio al que decidí dedicarme hace ya más de 20 años (joder, que viejo soy), y hasta el momento lo voy consiguiendo. Hago teatro por muchas razones, pero quizás la principal es porque me hace feliz. No hay nada metafísico en ello. Es una felicidad mundana, me subo a un escenario y me siento bien, feliz, como cuando de chaval me ponían de titular en el equipo de balonmano.
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actor?…
Buf, yo qué sé, depende en cuanto a qué. Creo que lo más positivo es que he tenido la fortuna de trabajar en más de 20 espectáculos teatrales y en un montón de proyectos audiovisuales distintos en cine y televisión. A veces te entran momentos de flojera, de insatisfacción o hasta de ansiedad… pero el principal balance que puedo hacer es que si, cuando estaba en la Escuela de Arte Dramático, alguien me hubiese dicho: «dentro de 20 años vas a haber hecho todo esto», yo hubiese firmado con los ojos cerrados y con el culo apretado.
¿Cómo surge el proyecto de El Caballero de Olmedo?…Háblanos de la obra…
A mí el proyecto me llega directamente desde la productora, Secuencia 3. Yo estaba representando ‘Amigos hasta la Muerte’ en el Teatro Muñoz Seca de Madrid. Y el productor y el director vinieron a ver la función. En realidad venían a ver a Marta Hazas para ofrecerle el papel de Doña Inés. Pero a la salida del teatro nos tomamos un vinito con el productor(Eduardo Galán); y aprovechando el estado de confraternización etílica le dije que yo era un enamorado de esta función. A los pocos días me llamaron para ofrecerme protagonizarla y aquí estoy. Y encima pagó los vinos él!!!
¿Cómo fue el proceso de creación?…
Pues la verdad es que fueron unos ensayos muy tranquilos. Tuvimos bastante tiempo para trabajar. Empezamos por el verso para intentar dar a todo una coherencia de estilo en la manera de decir. Y a partir de ahí nos pusimos en manos del señor director y a trabajar. Él tenía clara su puesta en escena y a nosotros nos tocó ir a sudar la camiseta.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear tu personaje?…
Mi referente técnico es mi formación. Tuve algunos muy buenos profesores en la RESAD, que creo que es una escuela que te prepara muy bien, sobre todo para proyectos de este tipo. A partir de ahí, he seguido trabajando y, quiero suponer, perfeccionando mis recursos técnicos. Y como referente artístico no creo que haya uno concreto. El actor que soy es la suma de todos los distintos trabajos que he hecho y que he visto; y cada vez que te vuelves a subir a un escenario, te subes con la suma de todo lo anterior.
¿Cómo preparas los personajes?…¿Cuál es tu método?…
No sé si se puede llamar método. Me leo el texto 1.500 veces, normalmente nunca tengo que estudiar, me lo acabo aprendiendo de tanto leerlo. Luego pienso en el personaje compulsivamente, en la cama, en el desayuno, en el metro, mientras me habla mi cuñado… y voy apuntando cosas en papelitos que luego suelo perder. Y luego voy al ensayo preguntándome de cuánto habrá servido todo ese trabajo anterior. Y finalmente me limito a un método absolutamente revolucionario: Repetir y repetir hasta que me salga bien.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
Creo que los teatreros hemos sido un poco pretenciosos respondiendo a esta pregunta. Hasta el límite en el que hemos perdido cualquier capacidad movilizadora porque nos hemos vuelto endogámicos y autocomplacientes. El resultado es que una gran parte del público nos ha dado la espalda. Y la mayoría de la otra gran parte tienen descuento en taquilla porque hace años que peinan canas. Creo que la primera función del teatro debe ser interesar a su público. Un espectáculo sólo tiene sentido si hay espectadores dispuestos a escuchar. Lo demás es onanismo y vanidad. Y una vez que volvamos a interesar a nuestro público, allá cada uno con las ideas que quiera y tenga talento para transmitir.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Creo que es una canallada impresentable. Es una tomadura de pelo que el estado nos deje de facilitar el acceso a la cultura y a la vez nos suban los impuestos. Si me acribillas con estas tasas, el estado tiene que garantizar el acceso del ciudadano a los productos culturales. Y si quieren un sistema liberal, estupendo, que nos quiten los impuestos, y que dejen la cultura en manos de la sociedad civil, yo encantado. Me fío más, a pesar de todo, de la gestión privada que de la gestión pública. Pero no hacer ni una cosa ni la otra, es una estafa.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
Yo lo que creo es que no podemos seguir trabajando en cualquier tipo de condiciones. Creo que no podemos ofrecer al público espectáculos gratuitos o a precios ridículos sólo porque preferimos subirnos a un escenario gratis que quedarnos en casa. Eso sólo conduce al amateurismo de esta profesión. Y por ese camino vamos directos al: -«¿A qué te dedicas» -«soy actor» -«ya, ya, ¿pero a qué te dedicas?»… Pero esto daría para un largo debate, y seguramente muchos de mis compañeros no estarían de acuerdo conmigo.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Este verano estuve en el Festival de Almagro, actuando y como espectador. Y tuve la suerte de ver ‘Siglo de Oro, Siglo de Ahora’ de Ron Lalá. Una auténtica fiesta teatral. Creo que este grupo, con Yayo Cáceres a la cabeza, es uno de los proyectos más interesantes que hay el panorama teatral actual. Una propuesta de teatralidad, lejos del micronaturalismo que se extiende como una peste por los escenarios.
¿Proyectos?…
Por lo pronto 5 semanas en el Fernán Gómez con El Caballero de Olmedo. A finales de año espero que se estrene en Barcelona la versión catalana de ‘Amigos hasta la Muerte’. Y acabo de terminar de escribir un nuevo texto que espero estrenar a principios del próximo año.
XXX Festival de Teatro de Málaga
XXX Festival de Teatro de Málaga recibe a Pavlovsky, Nuria Espert en La loba, José Luis Gómez, De ratones y de hombres y el Don Mendo de El Espejo Negro
El 11 de enero empieza un ciclo que trae a los teatros municipales a Juan Diego leyendo a Millás y las alabadas Orquesta de señoritas y Siglo de Oro, siglo de ahora, de Ron Lalá
38 funciones de 19 obras componen el cartel, que ofrece los estrenos de Ángel Calvente, Teatroz, los mexicanos Circuito Liquen, Tenemos Gato, Alfa Teatro y A Telón Cerrado
El Festival de Teatro apuesta por precios muy ajustados y por microteatro en varias suites del hotel AC Málaga Palacio.
Más info en: http://teatrocervantes.es/prensa/FotosXXXFestivalTeatro.zip
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