Lecturas y encuentros en la escena
Lectura dramatizada: “Mujeres de papel, mujeres de Macondo”
Desde la mamá grande a sus putas tristes, pasando por la Cándida Eréndida, Úrsula Iguarán o Ángela Vicario, entre tantas otras, el mundo literario de Gabriel García Márquez despliega una deslumbrante galería de personajes femeninos difíciles de olvidar. Pero recordarlas a todas juntas –o al menos a una amplia selección– puede constituir una ocasión especial de afianzar, si hiciera falta, la memoria de Gabo. Escogidos por la dramaturga y profesora Gracia Morales y encarnados por los actores y actrices del Colaboratorio de Dramaturgia Actoral del Nuevo Teatro Fronterizo. Coordinado por José Sanchis Sinisterra. Una experiencia particular para encontrarse con los personajes de García Márquez en la escena.
Creando para la inclusión (Los lunes con voz) en el CDN
Encuentro con los participantes del taller de Alfredo Sanzol en el que compartieron con el público asistente la experiencia durante el proceso de investigación con dramaturgos, actores y directores con y sin discapacidad. Mostraron también las conclusiones del trabajo realizado durante el taller «Creación de estructuras dramáticas a partir de improvisaciones». Antes vimos el documental ¡IMPROVISA! que recogía la experiencia de este interesante taller.
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Paco Bezerra nos habla de sus proyectos.
¿Cómo surge el proyecto AHORA EMPIEZAN LAS VACACIONES?…¿De qué va la obra?…¿Cómo ha sido el viaje dramatúrgico de El Pelícano a tu propuesta textual?…
Luis Luque había pensado montarla, ya tenía los actores y todo, de hecho hasta había hablado con ellos y se lo había propuesto, así que me pidió hacer la versión y yo acepté. Podríamos decir que se trata de un encargo, como la obra anterior que hice con él, La escuela de la desobediencia. La obra va de una madre desnaturalizada que tiene muertos de hambre y de frío a sus hijos desde el día en que nacieron, y esto lo utilizo para hablar de nuestro presente. El viaje dramaúrgico ha partido de los personajes y conflictos del original, pero podría decirse que he reescrito la obra. He metido elementos nuevos y he eliminado a uno de los personajes. También me he inventado alguna escena que otra, la del final, por ejemplo, en la que creo que no hay ni una sola palabra escrita por Strindberg.
¿Hiciste algún tipo de documentación sobre el tema antes de realizar tu texto final?…
Partí de las lecturas del original, vi varias veces el Estudio Uno que interpretó en su día Irene Gutiérrez Caba y Tina Sáinz, y, a partir de lo que todo esto me sugirió, empecé a investigar sobre el hambre y el apetito. Entonces, descubrí una isla en la que nadie jamás había pasado nunca hambre, en el Pacífico Sur, Vanuatu se llama, el lugar con mayor calidad de vida de todo el planeta Tierra. Y eché la imaginación a volar a partir de ahí.
¿Cómo surge llevarlo a La Casa de la Portera?
Ya estaba en la propuesta de Luis, venía con el encargo, todo en el mismo paquete. Si yo no hubiese hecho la versión, él la hubiese estrenado igualmente en La casa de la portera.
Eres un autor premiado…¿Sirven los premios para que tus textos se visibilicen?…
Sí, pero para que se visibilicen los textos que no han sido premiados. Curiosamente, los textos que han ganado premios importantes no se han hecho, esos no se representan, se representan otros que me encargan, pero las obras que han ganado más premios aún no se han hecho.
¿Opinas como algunos autores, que no hay que publicar un texto hasta verlo estrenado?…
No, si yo pensara así ahora no tendría más que tres textos publicados, y dos de ellos versiones o dramaturgias de otras obras que no son mías, originales, entonces, habría publicado sólo Grooming. Además, si no se publican antes de estrenarse… ¿cómo llega el texto a manos de un director de escena? ¿Cómo puede montar alguien un texto si no está publicado? ¿O cuántas obras hubiésemos leído de Don Ramón del Valle-Inclán? Imagino que habrá dramaturgos que tengan contactos y que conzcan a productores y directores de teatros, pero si no conoces a nadie publicar es la única manera de que tu trabajo tenga cierta difusión. No, qué barbaridad, yo no pienso así, yo soy dramaturgo, escribo para la Literatura Dramática, no para la escena. Si mis obras se hacen, fenomenal, pero si no se hacen yo las voy a seguir escribiendo igualmente. ¿Por qué no iba a poder tener la gente acceso a leerlas?
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como autor?…
El balance ha sido positivo. He estrenado tres obras en el último año y medio, así que no me puedo quejar.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
La de siempre: la de plantearle preguntas al lector/espectador, no ofrecerle respuestas, la de hacerle dudar de lo que piensa, la de cuestionarle y ponerle en un dilema moral ante una situación determinada… Viene siendo así desde antes de que naciera Jesucristo. El teatro ha cambiado mucho, pero sólo en su forma, en el fondo, el teatro sigue siendo muy parecido al de hace más de dos mil años.
¿Qué te motiva o inspira para escribir teatro?…
El paisaje desértico de Almería, mi padre y mi madre, mi abuela, mi hermana, mi tía, mis vecinas y todo lo que sale por boca de estas personas que acabo de enumerar. Un pozo sin fondo.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
¿Y no está afectando ya?
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?…
Vi Alma de Dios, de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez, con Cristina Marcos, Tomás Pozzi y Manuela Velasco, dirigida por Jesús Castejón, en el Teatro de la Zarzuela. Una maravilla. Me encantó. De hecho, creo que voy a escribir una Zarzuela, que es algo que los dramaturgos españoles no deberían haber dejado de hacer. La Zarzuela es lo más.
¿Cómo ves la autoría teatral en estos momentos en nuestro país?…
Pues muy bien, mejor que nunca, la veo tal que así: Alfredo Sanzol, Manuel Calzada Pérez, Sergi Belbel, María Velasco, Lluisa Cunillé, José Manuel Mora, Guillem Clua, Angélica Liddell, Carlos Be, Josep María Miró, Miguel del Arco, Juan Mayorga, Guillermo Heras, Jordi Galcerán, Luis García-Araus, Pau Miró, José Ramón Fernández, Marta Buchaca, Alberto Conejero, Lucía Vilanova, Antonio Rojano, Eva Hibernia, Gracia Morales, Zo Brinviyer, José Cruz, Jordi Casanovas, Juan Carlos Rubio, David Desola, Laila Ripoll… y se me olvidarán por lo menos ciento cincuenta más.
¿Proyectos?…
Me acaba de conceder el INAEM una beca para el Desarrollo de las Dramaturgias Actuales, creo que se llama, así que es la primera vez que me ayudan económicamente antes de escribir una obra y eso me alegra porque creo que han empezado a confiar en mí. Voy a escribir una obra que se llama El rescate del dragón.
Gracia Morales nos habla sobre su labor de dramaturga
El próximo lunes 10 de diciembre, a las 19 horas se realizará una lectura dramatizada de un texto de Gracia Morales: De aventuras, en la S.G.A.E.
¿Cómo surge el proyecto De aventuras?…¿De qué va la obra?…
La idea de De aventuras surge, en realidad, jugando con mis sobrinos y con los hijos de mis amigos; con ellos, re-descubrí la fascinación de los niños por los dibujos, así como su entusiasmo por (y su necesidad de) inventar y “vivir” fantásticas aventuras.
De aventuras aborda el tema de la libertad y la superación personal. Nos habla de que, sobre todo en los momentos más duros, habría que entender la vida como una aventura; asimismo trata de cómo la imaginación nos permite ser más libres y más felices también.
¿Hiciste algún tipo de búsqueda o documentación sobre el tema antes de empezar a escribirla?…
En este caso no necesité realizar un proceso de documentación muy largo, quizá por tratarse de una temática cercana a mi propia vivencia. En De aventuras Mario es un dibujante que tiene una importante enfermedad en los huesos; tuve que documentarme sobre este tipo de dolencias, pero yo, a mi alrededor, en mis padres, sobre todo, veo cada día esa lucha por seguir estando vital y alegre, a pesar de la enfermedad y de la conciencia de cómo el cuerpo va fallando a medida que uno se hace mayor. Por tanto, me basé mucho en esa experiencia próxima.
Y otro de los elementos que alimenta esta historia es el mundo de los cuentos infantiles: desde que tengo conciencia de mí misma, me veo leyendo libros, libros infantiles al comienzo, claro; aún hoy me gusta mucho compartir este tipo de literatura con los niños que me rodean, así que se trata de un lenguaje y de un tipo de historias que forman parte de mi imaginario.
Este texto ha sido premiado por la S.G.A.E…¿Ayudan los premios para la visibilidad de un texto?…
Sí, sin duda. Para mí, por ejemplo, es importante que el texto se publique. Valoro mucho eso. Ahora bien, tener un premio no quiere decir que luego sea sencillísimo llevar la obra a escena y distribuir el montaje… Incluso con un premio dando cierto prestigio al texto, montar hoy teatro contemporáneo resulta un reto importante para una compañía. Los programadores no siempre apuestan por este tipo de propuestas… Al menos esa es mi experiencia hasta ahora: el premio da visibilidad, pero visibilidad no siempre quiere decir apoyo real y concreto.
¿Tienes información de cómo se va a realizar la lectura dramatizada del próximo lunes 10 en la S.G.A.E.?…
Sé que la va a llevar a cabo la compañía Factoría Teatro, que tiene una importante experiencia en teatro para público infantil. Pero poco más. Así que asistiré a la lectura del lunes con una mirada bastante virgen.
¿Opinas como algunos autores que no hay que publicar un texto hasta verlo estrenado…?
No sé… A ver, por una parte sería lo ideal: durante el proceso de ensayos de un texto se pueden detectar elementos que no funcionan del todo bien, detalles que pueden mejorarse, etc. Eso es cierto. Pero, por otra parte, lamentablemente no suele ser fácil para el autor ver el texto en escena antes de publicarlo. Porque si uno espera a que esto ocurra… pues puede haber textos que no publicará jamás. Yo soy una amante de todos los géneros literarios y del libro como forma de comunicación. Y me parece que es importante que las obras dramáticas se publiquen, aun siendo consciente de que donde un texto teatral alcanza su mayor potencia y efectividad es en la puesta en escena. Ahora bien, ¿quiere eso decir que no merezca la pena publicar y leer teatro? No; desde mi punto de vista son formas de recepción diferentes, pero ambas legítimas. Yo nunca he visto montado Días felices de Beckett, por ejemplo, sin embargo, ¡cuánto he disfrutado y cuánto he aprendido leyendo a Winnie! Así que agradezco que dicho libro esté publicado y traducido y accesible.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como autora en teatro?…
Bueno, pues que sigo buscando. Que me sigo proponiendo cada texto como un nuevo reto. No dejo de sentir un cierto vértigo al afrontar los primeros pasos de un proyecto. Ahora mismo tengo la acuciante necesidad de hablar de lo que está pasando en nuestra sociedad, de todo lo que está trayendo consigo la llamada “crisis”… Pero resulta tremendamente complicado encontrar el lenguaje, el tono y la forma adecuada para hablar de un tema tan cercano y tan urgente. Ese es el reto: no caer en la protesta fácil, en el análisis superficial…
Impartes cursos on line…¿Cómo enfocas esos talleres?¿Se puede aprender a escribir teatro?…
Yo creo que los talleres ayudan a escribir teatro, sí, sobre todo cuando se está empezando, porque la experiencia del docente te abre puertas, te ayuda a detectar errores, te sirve como acicate y estímulo. Los talleres que imparto, tanto los presenciales como los que se desarrollan a distancia, suelen ser de iniciación. Pretenden dejar muy claros algunos conceptos fundamentales de teoría sobre los textos dramáticos, incentivar al alumno a que se ponga realmente a escribir y, finalmente, despertar una mirada autocrítica sobre lo creado. No es fácil en cursos de veinte o treinta horas alcanzar todo esto, lo sé. Pero un taller es el primer paso de un largo camino que el alumno, si está realmente motivado, puede y debe seguir haciendo solo. Hay que darle herramientas para que pueda seguir buscando por sí mismo cuando le sueltes de la mano. La verdad es que siempre quedo satisfecha con el proceso que los estudiantes viven durante mis cursos y ellos también acaban con la sensación de que la experiencia les ha resultado enriquecedora.
También trabajas como actriz y ayudante de dirección…¿Te sirven estas experiencias a la hora de escribir teatro?…
Por supuesto. La experiencia como actriz me permite tener un acercamiento más personal e íntimo al personaje: me ayuda a “ponerme en su piel” mientras escribo. Como ayudante de dirección he aprendido mucho sobre los mecanismos de la puesta en escena, sobre cómo, a partir de un texto, se construye y se pone en pie un mundo coherente y concreto en el escenario. Me parece fascinante. Esto, sin duda, me ha permitido tener una mirada más rica, menos “ingenua”, a la hora de escribir.
Habitualmente trabajas en Granada…¿Se escribe y trabaja más tranquilamente alejada de los focos teatrales de Madrid y Barcelona?…
Lo cierto es que no lo sé. Nunca he estado bajo “los focos teatrales” de una gran ciudad, así que no llego a saber muy bien cómo me hubiera influido vivir en Barcelona o en Madrid… Intuyo que este situarse un poco en la periferia tiene convenientes e inconvenientes: quizá me deja más libre, más consciente de estar haciendo mi propio camino, al ritmo que yo misma me impongo; pero, por otra parte, también sé que tengo más difícil el acceso a determinadas posibilidades desde aquí. Por ejemplo, no tengo la oportunidad de asistir, como público, a todo el teatro que sí que puede ver un espectador madrileño o barcelonés… Y probablemente mi propia escritura sería más visible trabajando en una de estas ciudades. Quizá. No estoy del todo segura.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
El teatro puede y ha de tener múltiples funciones para la sociedad: desde el teatro de puro entretenimiento hasta el más crítico y arriesgado, todas las formas me parecen legítimas. Ahora bien, se tiene que ser honesto con cuál es la real pretensión del teatro que uno propone y no hacer pasar por “artístico” y “comprometido” lo que no deja de ser facilón y condescendiente….
Si me preguntas cuál es la función que querría que mi teatro tuviera en la sociedad (o qué es lo que yo, como espectadora, busco) sin duda te digo que me gustaría conseguir que el público piense más lúcida y libremente. Que se haga preguntas, que se mantenga in-quieto mientras asiste a la función y que cuando salga del teatro algo de lo que ha visto ahí dentro le siga bullendo por dentro. No es fácil conseguirlo, claro… pero esa sería mi ambición.
¿Qué te motiva o inspira para escribir teatro?…
Normalmente, el germen que me impulsa para abordar un nuevo texto me viene en dos fases: por una parte, suele haber una temática o un suceso o una circunstancia personal o social que me indigna, que me inquieta, que me duele, algo sobre lo que sé que me gustaría hablar; esta motivación, que suele ser un tanto etérea y abstracta, de pronto, en un momento de “lucidez”, se materializa en una idea concreta: una imagen escénica, un fragmento de un diálogo…, y ese es ya el acicate para empezar a investigar, a buscar, y finalmente, a escribir.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
No es que “afectará”, es que YA está afectando. Y mucho sí. No quiero ser catastrofista: confío en que siga habiendo un público que continúe queriendo ver teatro crítico y que esté dispuesto a (y pueda permitirse) afrontar la subida del precio de una entrada, sabiendo el momento por el que se está pasando. Ahora bien, no nos lo están poniendo nada fácil. Sobre todo a los productores de teatro que queremos seguir haciendo un trabajo que no sea de mero entretenimiento… Me parece que las compañías de teatro tendremos que seguir inventado fórmulas que nos permitan sobrevivir (¿hemos dejado de hacerlo alguna vez?); habrá, como siempre, que agudizar el ingenio, que buscar espacios de exhibición alternativos, etc… Pero ciertamente vamos a vivir un retroceso en lo conseguido en este país a nivel cultural. Un retroceso importante.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Bueno, lo cierto es que tengo un bebé de algo más de un año… y en estos últimos trece meses he tenido pocas oportunidades de ir al teatro. Creo que lo último que he visto ha sido Teatro para pájaros, montaje de la compañía granadina Histrión, escrito y dirigido por Daniel Veronese. Me pareció un espectáculo muy interesante, sobre todo por el ritmo, por la tensión conseguida, por la labor con los actores: ya es el segundo trabajo de Veronese con la gente de Histrión y se nota cómo han ido asimilando esa forma tan ágil, dinámica y llena de resonancias y subtextos del teatro que se está haciendo ahora en Argentina.
¿Cómo ves la autoría teatral en estos momentos en nuestro país?…
Pues veo mucha variedad de voces. Con algunas me identifico más que con otras, pero agradezco esta diversidad. Además, ahora mismo conviven, en la escena española, autores de distintas generaciones y eso también me resulta enriquecedor. Desde mediados de los ochenta y durante los noventa, se dio un impulso muy importante a la joven dramaturgia, y fruto de ello han surgido figuras tan prestigiosas a nivel nacional e internacional como Juan Mayorga o Lluisa Cunillé; no obstante, me parece que en la última década se ha ido produciendo un ligero decaimiento en este apoyo a la creación dramatúrgica. Por lo menos estoy segura de que esto ha ocurrido en Andalucía. Cuando Emilio Hernández comenzó a dirigir el CAT se gestaron muchas iniciativas que favorecieron el surgimiento de un grupo de autores, entre los que yo misma me encuentro (talleres, encuentros, premios, lecturas dramatizadas…). Pero luego este tipo de proyectos fueron desapareciendo y hoy hay mucho menos apoyo para que los jóvenes se decidan a escribir el teatro.
¿Proyectos?…
Tengo dos proyectos de escritura abiertos.
Por un lado, estoy queriendo abordar una obra que se titulará “Mal olor”. Se trata de una visión bastante metafórica de la situación actual, con este sistema social nuestro derrumbándose por momentos y con el poder “pidiéndonos” que hagamos “sacrificios” para mantenerlo a flote… Se trata de una propuesta dramática que entronca bastante con las estrategias del llamado “teatro del absurdo” (uso este término, aunque no me gusta nada): sensación de encierro, estatismo y circularidad, personajes sin casi antecedentes, presencia del silencio y el subtexto… Es una idea cuyo desarrollo me está produciendo bastantes dolores de cabeza, pero que, a su vez, también me entusiasma.
El otro proyecto es escribir en colaboración con Juan Alberto Salvatierra una serie de capítulos para una webserie, producida aquí en Granada, que se empezaría a emitir en 2013. También sobre el tema de la crisis, pero desde otra perspectiva más plural, más multiforme. ¡Todo un reto!
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