Dario Paso: Me apasiona contar historias
¿Cómo surge el proyecto de Una extraña comedia?…Háblanos del texto y del montaje…
Surge del aburrimiento, del reto y de la necesidad. Hasta la fecha sólo había conseguido realizar cortometrajes, tanto en el guión como en la dirección. Esta es la primera obra de teatro que levanto (que no que escribo). Siempre me ha gustado la comedia absurda, surrealista, negra y dadaísta y me propuse el reto de hacer una comedia macabra y disparatada, que no tuviera ni pies ni cabeza, que no estuviera regida por normas ni pautas canónicas, sin censuras de ningún tipo. Simplemente me puse ante el teclado y dejé que saliera mi humor más enfermo y depravado, escribiendo lo que a mí me divertía y rezando porque hubiera gente tan enajenada como yo que pudiera disfrutarlo. Quería dar una vuelta de tuerca más al sinsentido, al absurdo. Además me propuse hacer una miscelánea de géneros que me encantan: la comedia, el misterio, lo siniestro y el goticismo. También llevaba mucho tiempo centrándome en la escritura de un guión de largometraje y quería descansar mi cabeza, liberarla, llevar a cabo un acto catártico, un pequeño exorcismo y de éste nació «Una extraña comedia». Tanto el texto como el montaje están realizados desde la perspectiva del «por qué no», del «porque sí», «porque me apetece». No ha habido ataduras ni autocensuras de ningún tipo. La verdad es que he tenido muchísima suerte de que En la casa de la portera hayan confiado en mí a la primera, de que les haya gustado y de que conectaran y comprendieran tan bien como lo han hecho tanto el texto como mis intenciones.
Creo que con respecto a «la necesidad» qué me llevó hacer la obra no hace falta que explique mucho: «comer».
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en el texto o en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
¡Por supuesto! He tenido una enorme suerte al poder contar con dos actores tan extraordinarios como Marta Eguilior y Tato Loché. Los actores siempre deben ser sagrados en cualquier proyecto, pero en uno de este tipo deben ser, directamente, dioses. Sin actores, y concretamente, sin estos dos actores, «Una extraña comedia» jamás hubiera existido. Un texto tan complejo y esquizofrénico requería de unas muy buenas interpretaciones. Durante el proceso de ensayos les di carta blanca para que aportaran y jugaran, para que se enfrentaran a la obra como lo harían dos niños enfermos jugando, como lo harían dos teleñecos psicópatas. Fueron tremendamente disciplinados y rigurosos y, la gran suerte para mí, es que comprendieron el código desde el principio. Un código muy personal y en el que se sumergieron sin ningún problema, casi como si la hubieran escrito ellos. Nos compenetramos de maravilla y eso ha ayudado muchísimo a poner en pie la obra.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta obra?…
¡Buf! Tengo una enorme cantidad de referentes mezclados en mi cabeza. Ya no sólo mezclados, si no remezclados y revueltos, por eso me salen este tipo de historias. Es evidente que mi fuente máxima de inspiración ha sido el teatro del absurdo, podría citar desde Jardiel Poncela a Ionesco. También he bebido directamente de la novela y el relato gótico, autores como Edgar Alllan Poe o Lovecraft están muy presentes en la obra, eso sí, en clave de comedia, riéndome de ellos con la enorme admiración y respeto que les tengo. Pero es innegable que también me han influido mundos más pops, más cercanos, como películas, series o dibujos animados y, cómo no, mi venerado Lewis Carroll en la forma y en el fondo, maestro del Nonsense. A nivel estético (y también en su forma expresiva) me inspiré, básicamente, en las ilustraciones del dibujante «macabro» Edward Gorey, un auténtico genio.
¿Por qué haces teatro?…
Me apasiona contar historias. Tengo la pulsión, la necesidad de relatar y sobre todo de mostrar mi enfermo cerebro al resto del mundo (tal vez con la esperanza de encontrar a otros compañeros de viaje que estén tan mal de la cabeza como yo y sentirme un poco menos extraño). Y para llevarlo a cabo me gusta cualquier plataforma, desde el cine a la narrativa, pero el teatro es la madre de todas ellas. La cercanía del narrador (el actor) con el público, la espontaneidad, la autenticidad de estar viviendo durante un tiempo unos hechos aparentemente reales delante de ti, con elementos y personajes tangibles, con sentimientos y situaciones que casi puedes acariciar hacen del teatro el medio idóneo para llegar al receptor de una forma más directa, más impactante, más salvaje.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director-autor de teatro?…
Como ya he comentado este es el primer proyecto de teatro que consigo poner en pie. Hasta la fecha sólo he escrito y dirigido cortometrajes, cosa que me apasiona. Mi corta y reciente experiencia escribiendo y dirigiendo teatro ha sido muy, muy satisfactoria y tengo más que claro que voy a repetir todas las veces que me dejen.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
A parte de las consabidas y básicas: culturizar, educar, sensibilizar, enseñar, entretener… Creo que el teatro debe de despertar conciencias, debe de convulsionar al espectador, no dejarlo jamás indiferente ante lo que vea y más en una época tan compleja y agitada como la que vivimos. El teatro debe ser un espejo de la sociedad y de la humanidad misma. Un lugar donde ver lo guapos o feos que podemos llegar a ser. Toda expresión artística tiene que hacernos pensar y retorcernos las entrañas ya sea para bien o para mal, ya sea de felicidad o de dolor.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Es evidente que muy negativamente. Es un homicidio en plena regla, frío, calculado, cometido con alevosía, premeditación y nocturnidad. En este país hay gente que tiene alergia a la cultura (el saber, el conocimiento) y al arte (la sensibilidad, el sentimiento) y van a hacer todo lo que esté en sus manos para destruirlos. Porque la cultura y la educación son «armas» muy potentes para el pueblo y a algunos les da mucho miedo que tengamos esas «armas».
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Hace poco pude disfrutar en La pensión de las pulgas del montaje de «Sótano» escrita por Josep María Benet i Jornet, dirigida por Israel Elejalde e interpretada por Víctor Clavijo y Juan Codina. Me encantó el texto, el montaje y las soberbias interpretaciones de esos dos enormes actores.
¿Proyectos?…
Ahora mismo, como autor y director, estoy muy centrado en levantar mi primer largometraje, una auténtica locura de género de terror que espero poder ejecutar cuanto antes. Como actor acabo de rodar bajo las órdenes de Jesús Ponce la Tvmovie para Canal Sur «Diamantino» y en teatro hemos estado representando hasta hace poco en el off del Lara «¡Es lunes!» de Almudena Ramírez-Pantanella junto a la maravillosa actriz Sara Martín y que con un poquito de suerte podremos volver a representar.
Sótano de Benet i Jornet en La Pensión de las Pulgas
Edipo intenta huir de su progenitora porque ha tenido una visión en la que se le augura que terminará engendrando el vientre de su madre, pero a veces, creemos estar huyendo de la fatalidad y sin embargo, estamos acelerando el encuentro con la misma. Benet i Jornet, aunque suene a tópico, si hubiese nacido en Inglaterra, sería un autor reconocido internacionalmente, como es de aquí, pues no se le valora lo que debería; ya es sabido por todos que España es un país que acostumbra a homenajear a sus creadores cuando han muerto o cuando tienen éxito más allá de nuestras fronteras, así de torpes somos. Pero volviendo a lo importante: el texto y la propuesta. En Sótano, de nuevo, el autor plantea una situación anecdótica a partir de la cual se van desencadenando una serie de acontecimientos que van desvelando el misterio y la complejidad de las relaciones humanas. Aquí, un hombre cree que ha encontrado el lugar donde conseguirá respuestas ante la desaparición de una persona y lo que realmente descubre es algo que ni siquiera él sabía sobre sí mismo. Eso, para los griegos era la anagnórisis, el momento en el que el personaje descubre lo que mueve su acción, a su pesar, hacia el hecho trágico. Un texto lleno de sutilezas engarzadas verbalmente, como encaje de bolillos. Un material exquisito para que los actores y el director hayan hecho un viaje hacia el misterio que se puede construir a partir de lo no escrito entre líneas. Juan Codina realiza un trabajo en el que parece que el texto fluye como si lo estuviese pensando en ese instante, Víctor Clavijo le da la réplica precisa y a los dos ha acompañado Israel Elejalde en la dirección, aportando su rica experiencia en la actuación.
Adolfo Simón
EJECUCIÓN HIPOTECARIA de Miguel Ángel Sánchez en la SALA MIRADOR
Adolfo Fernández dirige y actúa en la obra de Miguel Ángel Sánchez, “Ejecución hipotecaria”, representada en la Sala Mirador de Madrid, un tema peliagudo y de una actualidad, lamentablemente, absoluta. Ejecutar el lanzamiento del inquilino de un piso y entregarlo al nuevo propietario, un proceso que desgraciadamente se realiza todos los días como algo cotidiano en la práctica judicial. En este caso, basado en un hecho que sucedió en Alemania, trasladado a este país, el ejecutado se rebela y somete a la comisión del juzgado, que acude acompañada por un policía y un cerrajero, a la que más tarde se une la representante del banco, nuevo propietario del inmueble. La violencia se desata y aparecen las miserias de cada uno de los personajes, y como contrapunto, en una propuesta escénica de Eduardo Moreno y Pau Fullana, muy bien iluminada por Pedro Yagüe, aparece la vida cotidiana de los propietarios reales del piso, un pareja que se ama y confía en vivir tranquilamente de su trabajo, que pierden por “la crisis”, que no han causado y en paralelo el desahucio que presagia la tragedia. Un elenco estupendo Juan Codina, violento y tierno, una fantástica Susana Abaitua y unos personajes que dejan ver sus entrañas, el resto del elenco Rafael Martín, Ismael Martínez y la funcionaria que lamento no conocer su nombre, brillan en sus intervenciones y crean la tensión necesaria para mantenerte atento y reflexionar sobre la violencia y su causa y sobre la necesidad de que no salgan impunes aquellos que se enriquecen con el sufrimiento ajeno en aras de una economía brutal que solo ampara a los ricos –bancos-, ayudados por sus lacayos –políticos-. Y el eterno slogan “compre, compre, que será un triunfador”
Ángel Savín
Lola Casamayor nos habla de su trayectoria como actriz
¿Qué es para tí el teatro? ¿Por qué haces teatro?…
Meterte en la piel de otros, aportarles emociones, pensamientos, acciones; jugar con otros que también se transforman, y trasmitirle todo eso al espectador, hacerle que sienta con uno, que se plantee cosas y a la vez ser testigo de ese viaje al que le invitamos, eso es magia… y me da la vida.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
Empecé en el grupo de teatro independiente Cizalla, dirigido por Enrique Centeno. El primer día que me subí a un escenario tenía tal miedo que estuve a punto de irme, pero me daba más miedo enfrentarme al director si no salía a escena que a los espectadores, así que salí… y luego ya no puede parar.
¿Cómo surge la posibilidad de interpretar a Perfecta?
Un día me llamó Ernesto (con el que había trabajado en anteriores ocasiones) convocándome a su despacho. Suponía que era una propuesta de trabajo, y me encantó que mi amigo me la hiciera de esa manera oficial. No sabía que proyecto tenía en mente, pero cuando me contó que quería que hiciera a la Perfecta de Galdós… nunca le agradeceré bastante la apuesta que hizo conmigo.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportaseis ideas en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con Ernesto Caballero?…
Más que aportar ideas para la puesta en escena lo hacemos sobre acciones a realizar, formas de entender el personaje… Ernesto es enormemente abierto a lo que da el actor y hay un margen de libertad muy amplio a la hora de trabajar. Pero también hay que tener una gran ductilidad porque no para de buscar cómo mejorar el espectáculo, y va cambiando cosas incluso después del estreno y del reestreno.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear el personaje?…
No
¿Por qué no haces más televisión o cine?…
No es que esté rechazando proyectos, pero hay épocas en que aparecen más posibilidades y otras que menos. Me encantan ambos medios, y estoy deseando volver a trabajar frente a la cámara.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actriz en teatro?…
Un balance harto positivo. La Perfecta producción del CDN en el María Guerrero, todo un lujo; llenando la temporada pasada, por lo que volvemos ésta. Y “Ahora empiezan las vacaciones”, una excelente versión del Pelícano de Strindberg escrita por Paco Bezerra y dirigida por Luis Luque, que disfruté interpretando con mis compañeros Juan Codina, Raquel Pérez y Raúl Tejón, en La Casa de la Portera, lo más del off madrileño, también con enorme éxito: los espectadores salían verdaderamente conmovidos.
¿Preparas de forma distinta un personaje para audiovisual que si es para teatro?…¿Cuál es tu método?…
No, el personaje lo preparo igual, otra cosa es que la técnica para interpretarlos en un medio o en otro sea distinta. No considero que tengo un método, al final es una mezcla de cosas que has aprendido de maestros, en la escuela, de cursos, de la experiencia…
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
La de hacer de espejo de nosotros mismos, unas veces riéndonos de nosotros, otras contando nuestros dramas. Hacer pasar un buen rato al espectador, trasladándole a otro mundo, ya sea para reir, llorar, aportarle ideas, otro punto de vista sobre las cosas…
¿Cómo está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Le están asfixiando, no se le da aire por ningún lado. Es una tremenda injusticia obviar que el teatro es cultura y considerarlo como un mero entretenimiento, y un insulto que el fútbol y los toros tengan un I.V.A. más reducido. El objetivo recaudatorio no se ha cumplido y aún así persisten en ello. Pero por otro lado el teatro está acostumbrado a estar en la cuerda floja y nunca morirá. En estos momentos de crisis galopante se están abriendo muchos espacios alternativos, mini salas, donde se representan ocasionalmente multitud de espectáculos, lo triste es que sea en régimen de autoexplotación, y que ésta vía en muchas ocasiones no sea una elección sino la única alternativa.
¿Cuál fue la última obra de teatro que viste?¿Qué te pareció?…
El “Ubú roi” dirigido por Declan Donelan. Un excelente espectáculo magistralmente interpretado y dirigido con una libertad y una limpieza (no exenta de caos y monstruosidad) que mantienen al espectador hechizado en la butaca. La actualización de la propuesta demuestra lo vigente del texto, y su sentido del humor, la fascinación y el asco que produce es un acierto total.
¿Proyectos?…
Esperamos que “Ahora empiezan las vacaciones” tenga un mayor recorrido y demos un salto a un teatro, estamos en ello. Luego tengo un proyecto de televisión y otro de teatro, pero están demasiado en ciernes para hablar de ellos.
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¿Cómo surge el proyecto de El Intérprete?…
Surge primero por una necesidad que se lleva gestando hace años: encontrar el punto intermedio entre música y teatro. En ese proceso conozco a Tao Gutiérrez, surge un enamoramiento profesional y vemos que es posible encontrar ese punto. Nos pusimos a crear canciones propias y la cosa fue surgiendo. Yo tenía muchas ganas de hacer un homenaje a mis padres, sobre todo a mi madre, a mi infancia… Salió todo sin pensarlo. Este homenaje era un sueño muy personal para mí, quería hacerlo desde mi infancia, en la que mis padres eran decisivos, desde un lugar íntimo y por la adoración que tengo a todos los intérpretes que me han enseñado a amar la vida, desde Piaf hasta Bowie.
¿Por qué esa peculiar mezcla de músicas?…
Porque soy un melómano, me gustan todo tipo de músicas. Ahí mis padres me enseñaron muy bien. Me gusta toda la música que es honesta. Por eso cualquier artista que arriesga, Chavela, Sid Vicius, Joplin me interesa. Todas las canciones que se desgranan en el espectáculo, rancheras, rock ‘roll, el cabaret de Kurt Weill, no se parecen entre sí pero todas parten del mismo lugar: la desnudez, la necesidad de expresar. Todos estos cantantes a los que recurro se exponen. De niño tenía la necesidad de expresarme y la música es el lugar en el que me mejor me expreso, en el que más libre me siento.
¿Cómo definirías tu espectáculo?…
No quiero definirlo. El arte no está para definirlo. En última instancia que cada espectador le ponga los adjetivos que quiera.
¿Cómo ha sido la experiencia de realizar un proyecto tan particular?¿Cómo ha sido el proceso?…
Dura. Porque ha sido muy duro darnos cuenta de cómo está la situación en este país. Me han prometido el oro y el moro hasta que hemos llegado a la conclusión de que la única solución era hacerlo solos. Por eso creamos Factoría Madre Constrictor y sacamos adelante este proyecto solamente con los profesionales que viven el arte como nosotros, con nivel de flipe. Sólo así hemos podido sacar esto adelante.
Trabajas en televisión, cine…pero siempre que puedes vuelves al teatro…¿Es importante para ti?…¿Por qué haces teatro?…
Para mí un actor o un artista es como un zapatero. Esto es un oficio. El zapatero hace botas, chanclas… le gusta el cuero, los cordones, los materiales que maneja y le gusta que la gente ande con lo que él fabrica. El teatro es un ritual sagrado sin el que no sentiría. Pero me pone cachondo la tele y el cine me fascina.
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actor en teatro?…
Soy muy feliz. Tengo la suerte de haber trabajado con los mejores y de haber podido hacer trabajos maravillosos. Así que el balance mejor que lo haga el público.
¿Preparas de forma distinta un personaje para tv, cine o teatro?…¿Cuál es tu método?…
Mi método es el nivel de flipe. Yo no soy un actor. Soy un “flipao”. No soy de métodos. Todo depende del nivel de amor y de curiosidad que me provoque el personaje. Aunque también hay que sudar mucho la camiseta…
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
La función con la que se creó en su momento para los griegos: Para ser un espejo de la sociedad, un ritual sagrado que no solamente se queda en el entretenimiento si no en el conocimiento de la sociedad, en abrir nuestros corazones. Los conciertos, los teatros, los partidos de futbol son algunas de las pocas cosas en las que los seres humanos nos juntamos. Lo dicho: es un ritual sagrado que cumple una labor mística y religiosa en nuestra sociedad.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
Esto es una pregunta retórica, ¿no?
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?…
En “El intérprete” está todo. Yo siempre digo que la cultura y el arte son como la humedad en las casas. Por más que tapes, la humedad va a salir. Los artistas saldremos a la calle y la tomaremos.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
“La huérfanas” y “Breve espacio para sobrevivir” en la Casa de la Portera. Últimamente el teatro que me gusta es el no subvencionado.
¿Proyectos?…
Estreno “ La Chunga” el 23 de abril. Con Aitana Sánchez- Gijón, Irene Escolar, Rulo Pardo, Jorge Calvo y Tomás Pozzi. Estoy muy contento, porque es un montaje maravilloso, más bizarro y grotesco de lo que pensábamos al principio. Y antes, el 15 de abril, estreno en la Casa de la Portera “Sagrado Corazón 45”, de José Padilla dirigida por Eduardo Mayo con Rocío Calvo, Juan Codina, Ana Vayón, José Luis Torrijo, Aitor Luna y Delia Vime.
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