Alejandro Tous nos habla de su experiencia como actor.
¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?…
Empecé en el Taller de Teatro Universitario de la Universidad de Alicante dirigido por Juan Luis Mira. Lo recuerdo como una época llena de ilusión y unas ganas enormes de aprender.
¿Qué balance harías sobre tu trayectoria en teatro?…
Muy positiva. Cada proyecto, director, personaje, texto, compañero ha hecho que vaya creciendo y disfrutando cada vez más de estar sobre las tablas. Conforme pasan los años aumentan las ganas de afrontar nuevos retos teatrales.
¿Cómo surgen las ideas y los proyectos en los que te embarcas?¿Qué te anima a participar en ellos?…
Los proyectos surgen de diferentes fuentes: por leer algún texto que me emocione, por recomendación de algún compañero o simplemente me lo ofrecen. Lo primero que me anima a involucrarme en un proyecto es el texto, sin una buena historia bien escrita no hay nada que hacer, y después el equipo, tanto artístico como técnico. Si hay profesionales con los que poder desarrollar bien el proceso creativo y un buen texto sobre el que crear, me apunto.
¿Cómo surgió tu participación en Pausa del mediodía?…Háblanos de tu personaje…
Mi participación surgió al leerme el texto, fue un flechazo. Era una obra muy divertida, con muchos matices y que, además, te hacia reflexionar, así que no nos quedo más remedio que montarla. Mi personaje es Juan García, un tipo corriente con más defectos que virtudes, al que, en una situación extrema, se le aparece Dios y le pide que sea bueno y que convenza a los demás de que también lo sean.
¿Cómo creas los personajes?¿Tienes un método?…
Básicamente trabajo utilizando el Sistema de Acciones Físicas. Si en un trabajo el director y los compañeros me aportan elementos o técnicas interesantes, no dudo en aplicarlos y quedármelos para futuros proyectos. Con los años cada vez soy más estricto conmigo mismo a la hora de ejecutar el trabajo.
¿En qué proyectos has participado durante el último año?…
En cine en Working Progres de Roland de Middel, Faraday de Norberto Ramos y El Clavo de Oro de Antonio del Real. En tele he colaborado en Aída y B&B. En teatro llevo año y medio enamorado de La Pausa Del Mediodía.
¿Qué proyectos tienes entre manos?…
De momento disfrutar de La Pausa del Mediodía haciendo temporada en Madrid y estrenar en Almagro De Fuera Vendrá de Agustín Moreto.
¿Cómo crees que están afectando los recortes y el aumento del I.V.A. a los proyectos de teatro?…
Está siendo devastador. No podemos cargar ese IVA al espectador porque ya están demasiado apretados con la situación actual así que lo asumimos nosotros. El margen de beneficio empresarial se ha reducido enormemente o simplemente ha desaparecido. Si la gente del teatro en vez de hacer teatro nos dedicásemos a fabricar tornillos, ya hubiésemos cerrado todos nuestras empresas por no ser rentables. Nos puede el amor por nuestra profesión y seguiremos aquí por mucho que nos hagan creer a todos que la cultura no es importante. No es que sea importante, es necesaria.
¿Qué montaje que hayas visto últimamente, te ha interesado?¿Por qué?…
Ejecución Hipotecaria dirigida por Adolfo Fernández. Una obra muy actual, dura, que cuenta con grandes interpretaciones.
¿Alguna sugerencia para seguir creando y haciendo teatro en tiempos de crisis?…
En mi caso es seguir con la ilusión de contar algo que te importe.
PEDRO YAGÜE nos habla de su larga trayectoria como iluminador escénico.
¿Cómo surge tu participación en el proyecto del Laboratorio del CDN?…
Me llama Aitana Galán en representación del CDN para proponerme el proyecto. Tres textos diferentes del mismo autor, con tres directores diferentes, y tres propuestas diferentes… Me interesa desde el primer momento.
¿Qué balance haces de tu trayectoria como iluminador?…
El balance es muy positivo. LLevo casi veinte años vinculado al mundo del teatro, al mundo de la iluminación teatral. Mis inicios se remontan al Teatro Universitario de Murcia. El balance profesional ha sido muy bueno. Desde mis comienzos, cuando llego a Madrid, como técnico de luces en compañías privadas, pasando por mi estancia en el Teatro de la Abadía durante ocho años y ahora trabajando como diseñador de iluminación para diferentes directores. Es totalmente satisfactorio.
¿Cuáles han sido los proyectos para los que has realizado un diseño de iluminación en el último año?…
«Julio César» con dirección de Paco Azorín. He trabajado en la CNTC, realizando «El Lindo Don Diego» con dirección de Carles Alfaro. «Esperando a Godot» para el CDN con dirección de Alfredo Sanzol. «Días sin gloria» con dirección de Fefa Noya para el CDG. «No se elige ser un héroe» con dirección de Roberto Cerdá, producción de Mutis a Escena. Con la compañía Nao d´ Amores «Penal de Ocaña» con dirección de Ana Zamora. «Ejecución hipotecaría» de K Producciones, dirigido por ADolfo Fernández… Entre otros proyectos.
¿Cuando te llega la propuesta de un proyecto te dejan margen de creación o te piden lo que necesitan?…
Si. Es una combinación entre lo que te piden y lo que tu puedes aportar al proyecto. Considero que un proyecto teatral surge de una combinación de disciplinas artísticas que están coordinadas por el director. En lo que concierne a la iluminación intento aportar todo aquello que pueda ayudar al espectáculo en su conjunto.
¿A partir de qué creas los diseños de iluminación?…
Son muchos los factores que inciden para la creación de un diseño.
Comienzo el trabajo por una primera lectura del texto, una aproximación, llamémosle, limpia de intenciones, un dejarse impregnar por lo que el texto nos dice. De esta lectura se van a desprender las primeras impresiones generales, a la búsqueda de una perspectiva necesaria para más tarde, a posteriori, adentrarme en un análisis más profundo y pormenorizado.
El texto, de primeras, suele darnos un espacio y tiempo determinados que, en su interpretación, el director podrá modificar en mayor o menor medida. Será también el director el que establezca, sobre todo en el transcurso de las primeras reuniones de equipo, las pautas a seguir para mostrar lo que él defina como lo esencial del montaje. Partiendo de esta base, el devenir del proceso creativo se irá trazando en posteriores reuniones y, fundamentalmente, durante los ensayos, que para mi son esenciales para el trabajo de creación, y consistentes en lo que su propio nombre indica: ensayar, probar para desechar, y así poder encontrar los elementos artísticos que puedan confluir en la puesta en escena final. Los utilizo fundamentalmente, para hacer el guión o la dramaturgia de la luz que más tarde plasmaré en la puesta en escena, es decir, realizo bocetos de guión, una especie de story board, que durante el montaje iré perfilando hasta el mismo día de el estreno. En esta parte del proceso, el papel de la dirección artística es crucial para llegar al final del camino con una estructuración de imágenes e ideas subyacentes que estén al servicio de esa esencia del trabajo que mencionamos.
También la documentación, es decir, recabar la información que considero necesaria para el proyecto, supone uno de los puntos más importantes y divertidos a la hora de desarrollar el trabajo.
En sentido, suelo trabajar mucho con imágenes, sobre todo pintura, fotografías, y también con videos y películas que puedan estar relacionadas de alguna manera con el tema que trate el texto.
¿Qué iluminadores tienes como referencias?¿Por qué?…
Uno de mis primeros referentes cuando empece fue Robert Wilson, quizás por ese universo tan particular que crea en sus montajes, y que en un primer momento llama poderosamente la atención. Visualmente, siempre me han llamado la atención figuras como Vittorio Storaro, Gordon Williand, Gregg Tols, importantes directores de fotografía. Y en España, son referentes para mi trabajo maestros como Juan Gómez Cornejo o Francisco Leal. También lo fue el desaparecido Josep Solbes. Son las primeras fuentes en las que bebí.
¿Hay una carencia de formación a nivel iluminación en la profesión teatral de nuestro país?…
Creo que cada vez está mejor, se lucha para ello. Pero sí, es evidente que estamos muy lejos de disponer una formación adecuada y profesional en el sector del diseño de iluminación teatral.
¿Cuál ha sido tu formación en esta materia?…
Mi formación es y ha sido totalmente autodidacta. Como decía más arriba empece en el Teatro universitario de Murcia (estudiando Filología hispánica), y mis conocimientos los he adquirido a través de mi interés por aprender y por la práctica de mi trabajo, por la experiencia adquirida a lo largo de los años.
¿Qué iluminación has visto últimamente que te haya interesado?…
El último espectáculo de teatro que he visto ha sido «El viaje a ninguna parte», con iluminación de Juan Gómez Cornejo. Me gustó mucho su trabajo.
¿Están bien dotadas técnicamente las salas actualmente?…
Depende. Hay de todo. Pasas del todo a la nada. No existe un equilibrio, lo que implica que los montajes teatrales sufran fuertes adaptaciones para poder moverse.
¿Se nota la crisis actual en la demanda de iluminación?…
Si se nota, como creo que en todo. Seguimos trabajando pero las condiciones económicas y de infraestructura de montaje se han rebajado de manera considerable.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempo de crisis?…
Creo que lo importante en nuestro trabajo, tanto en tiempos de crisis como en cualquier otro, es no perder nuestra ilusión y amor por este oficio que considero una profesión tan digna como otra cualquiera, y a la que hay que dedicar todo nuestro esfuerzo.
¿Qué proyectos tienes entre manos?.
Ahora mismo estoy trabajando en el CDN en el Ciclo de José Ricardo Morales, y también en una ópera (coproducción del Teatro del Liceo y el Teatro del Canal), «La voz humana» con María Bayo y dirigida por Paco Azorín. También hay un proyecto para el Festival de Mérida. Para después del verano, una «Carmen» para el Teatro de la Zarzuela dirigida por Ana Zamora y un «Don Juan…» dirigido por Blanca Portillo.
EJECUCIÓN HIPOTECARIA de Miguel Ángel Sánchez en la SALA MIRADOR
Adolfo Fernández dirige y actúa en la obra de Miguel Ángel Sánchez, “Ejecución hipotecaria”, representada en la Sala Mirador de Madrid, un tema peliagudo y de una actualidad, lamentablemente, absoluta. Ejecutar el lanzamiento del inquilino de un piso y entregarlo al nuevo propietario, un proceso que desgraciadamente se realiza todos los días como algo cotidiano en la práctica judicial. En este caso, basado en un hecho que sucedió en Alemania, trasladado a este país, el ejecutado se rebela y somete a la comisión del juzgado, que acude acompañada por un policía y un cerrajero, a la que más tarde se une la representante del banco, nuevo propietario del inmueble. La violencia se desata y aparecen las miserias de cada uno de los personajes, y como contrapunto, en una propuesta escénica de Eduardo Moreno y Pau Fullana, muy bien iluminada por Pedro Yagüe, aparece la vida cotidiana de los propietarios reales del piso, un pareja que se ama y confía en vivir tranquilamente de su trabajo, que pierden por “la crisis”, que no han causado y en paralelo el desahucio que presagia la tragedia. Un elenco estupendo Juan Codina, violento y tierno, una fantástica Susana Abaitua y unos personajes que dejan ver sus entrañas, el resto del elenco Rafael Martín, Ismael Martínez y la funcionaria que lamento no conocer su nombre, brillan en sus intervenciones y crean la tensión necesaria para mantenerte atento y reflexionar sobre la violencia y su causa y sobre la necesidad de que no salgan impunes aquellos que se enriquecen con el sufrimiento ajeno en aras de una economía brutal que solo ampara a los ricos –bancos-, ayudados por sus lacayos –políticos-. Y el eterno slogan “compre, compre, que será un triunfador”
Ángel Savín
Fernando Cayo nos habla de sus experiencias en el teatro
El teatro para mi es sobre todo un camino de enriquecimiento personal, una manera de ponerse en contacto con la íntima creatividad y emocionalidad y proyectarla en un trabajo en equipo destinado a compartirlo con la sociedad con la que vives. Una estupenda manera de disfrutar de la literatura de una forma viva y vibrante y de conocerte a través de la proyección en las historias y personajes.
¿Por qué haces teatro?
Surge en mi desde muy pequeño, quizá por ser el pequeño de una familia en la que mis hermanos mayores eran bastante más mayores que yo, jugué mucho solo de niño, me inventaba universos, historias. Ya en el colegio hice mis pinitos en las representaciones de Navidad creando mis propios espectáculos. Recuerdo que hice un pequeño performance uniendo varios monólogos de Segismundo…
¿Qué balance haces de tu trayectoria como actor?
Tengo la sensación de haber pasado por un jardín muy rico y variado, probando distintos tipos de frutas, muy distintas. He aprendido mucho de grandes maestros, y sigo aprendiendo, estudiando y entrenando. He trabajado mucho y duro pero he disfrutado muchísimo con ello. Me encantaría que siguiera así, con continuidad y con cada vez más libertad e independencia creativa.
¿Cómo surge el proyecto de Terapia definitiva?
Llevaba desde el 99 interpretando, en los huecos entre trabajos, mi anterior trabajo en solitario ”Salvaje!!!” y cayó en mis manos un texto de Jacopo Fo “Cerebros verdes fritos”, un ensayo sobre la estupidez humana y sus partes adyacentes, que me pareció revelador y divertido. Y en seguida sentí la necesidad de compartirlo.
Háblanos de la obra…
Es un divertidísimo, acido y clarividente recorrido por la estupidez humana, en la historia, en las relaciones de pareja, en la política. De donde procede y sus posibles soluciones …
¿Cómo fue el proceso de creación?
Empecé trabajando sobre el texto, haciéndolo propio y añadiendo aspectos que me apetecía desarrollar, luego fui trabajando con una cámara de video, haciendo un acercamiento a la puesta en escena, desde un presupuesto muy físico que es como me gusta trabajar cuando hago cosas por mi cuenta. Posteriormente se unió el resto del equipo creativo, Jorge Muñoz y Eugenia Manzanera para ayudarme a la puesta en escena, Gloria San Vicente como asesora gestual, Vicente Fuentes con el texto, Eugenio Uñon con la música…
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear Terapia definitiva?
Desde luego, mis referentes básicos son Dario Fo y su sentido de juglaría, de hecho yo me formé en Italia con Antonio Fava, discípulo de Lecoq y del propio Fo, Pepe Rubianes y su empatía y desparpajo, la precisión y la potencia de Steven Berckof…
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como actor en teatro?
He tenido mucha suerte con trabajos que me han hecho crecer y me han dado la posibilidad de mostrar otras facetas y salir de posibles encasillamientos. Estoy muy agradecido a Eduardo Vasco y Ana Zamora por darme mi primer protagonista con enjundia en el teatro madrileño “Don Duardos”, un trabajo muy complejo y que recuerdo con especial cariño, a Perez de la Fuente por Segismundo, poder interpretar a Segismundo en la Volksbüne de Berlín y en el Piccolo de Milán son algunos de los regalos que me deparó este trabajo, Tomaz Pandur “En la Caida de los dioses”,Andrés Lima en “Tito Andrónico” y Adolfo Fernandez en “19,30” son grandes directores de los que he aprendido y con los que he disfrutado mucho. Y por supuesto el encuentro con Miguel del Arco en “De ratones y hombres”, él me ha dado la oportunidad de sumergirme en un personaje con una complejidad y arco emocional y empatía increíbles, una joya, y la relación en escena que hemos vivido Roberto Álamo y yo es otro de mis grandes hitos personales y profesionales de mis últimos años.
¿Cómo preparas los personajes?
Primero doy mucha importancia al proceso de investigación, busco muchas referencias, cinematográficas, literarias, plásticas. Trabajo mucho la entidad psicológica del personaje a través de los eneatipos e intento descubrirlo dentro de mi. Luego suelo trabajar con Jorge Muñoz haciendo un análisis exhaustivo y empezando a transitar las escenas, buscando el arco emocional, sumergiéndome en detalles físicos, de vestuario etc. Con Vicente Fuentes suelo profundizar en el trabajo de texto y personaje. Intento llegar a los ensayos cargado a tope para poder ofrecer material a los compañeros y al director. Y luego a volar….
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?
Como decía el poeta, hacer sentir, hacer soñar, arrancar las almas del fango de la rutina… La sociedad necesita ser conmovida, se necesita la catarsis más que nunca.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?
Ya lo ha hecho, entre otras cosas el teatro independiente, excepto heróicas iniciativas, ha sido barrido. Una pena, porque era la base del tejido cultural-teatral de este país.
¿Alguna sugerencia para seguir creando en tiempos de crisis?
Seguir luchando con amor e ilusión ofreciendo a la gente lo mejor que tengamos. Disfrutar con lo que hacemos. Y buscar nuevas vías, las hay. Lo bueno de todo esto es que estamos viviendo un momento creativo electrizante. Estamos por encima de las realidades económicas, somos mucho más que eso…
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?
“Deseo” de Miguel del Arco, una demostración de que el teatro puede ser comercial y de calidad.
¿Proyectos?
Seguiré de gira con “La terapia definitiva” y compaginando distintos proyectos televisivos.
Estoy trabajando en un nuevo espectáculo unipersonal sobre mitología griega. Un espectáculo divertido y políticamente cañero sobre los dioses antiguos y los nuevos, esos que suben y bajan la prima cuando les sale de las narices. Estoy disfrutando de un equipo creativo estupendo, Jorge Muñoz, Alberto Iglesias, Pep Molina…
En otoño estaré con Pepe Viyuela en una versión estupenda de Bernardo Sánchez de “El baile” de Neville dirigida por Luis Olmos.
Un abrazo enorme con todo mi amor y energía!!!
Naturaleza muerta en una cuneta de Fausto Paravidino en el CDN-Teatro Valle Inclán
Naturaleza muerta en una cuneta de Fausto Paravidino en el CDN-Teatro Valle Inclán
Este montaje dirigido con buen pulso por Adolfo Fernández tiene varias virtudes, la primera es un texto que aunque pudiera parecerse a un capítulo de esas series que invaden la televisión en las que se descubre a mil asesinos, no tiene nada que ver, aquí hay teatro en cada momento de la obra, sobre todo, porque además de hacernos viajar por una investigación sorprendente, nos permite también conocer lo que piensa y siente cada personaje. Otra de las elecciones oportunas es el espacio escénico, tiene la textura y medidas precisas y consigue hacernos creer, al abrirse un panel, que hemos entrado en otro lugar. Pero por encima de todo, lo que hay es un equipo de actores arremangados en este proyecto, todos, menos el inspector, realizan varios personajes y con un pequeño cambio de aspecto, nos hacen creíble que encarnan a otro…da igual que reconozcamos levemente al actor que hay detrás, el teatro tiene esa magia, si en la escena hay verdad, nos creemos todas las mentiras.
Adolfo Simón
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