Desde Berlín (Tributo a Lou Reed) de Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Miró en Matadero Madrid
Un espectáculo que va más allá de la biografía de Lou Reed, basado en la obra poética, musical y visual del ya desparecido Lou Reed. Desde Berlín trata sobre la dificultad de vivir la convención de la sociedad, de la búsqueda de un espacio diferente para las pasiones, sobre cómo vivir el lado salvaje de una manera normal y cotidiana. Un canto a una generación que enseñó actitudes desde el recuerdo de Lou Reed, un artista excepcional que, con su obra y actitud vital, mostró diferentes caminos para estar vivos. Andrés Lima firma la dramaturgia y dirección de esta extraña y sugerente pieza de estética potente y de un acompañamiento musical idóneo para crear las atmósferas necesarias que narran este puzle biográfico. Natalie Poza crea un desasosegante personaje que atrapa todo el tiempo desde la escena.
Adolfo Simón
Josep María Miró: El teatro aún es uno de los mayores agitadores de consciencia que tiene la cultura.
¿Cómo surge el proyecto de El principio de Arquímedes?…Háblanos del texto y del montaje…
Para mi la escritura es vocacional y por tanto siempre parte de una necesidad. En el caso de «El principio de Arquímedes», de la necesidad de hablar de una sociedad que se mueve bajo la presión del miedo y de la sospecha y del triángulo entre padres-hijos-educadores. La obra gira alrededor de un beso que da un monitor de natación a un niño que no quiere sacarse la burbuja porqué le da miedo el agua. Me parecía interesante plantear que nos está pasando como sociedad para que ya no tengamos claro cual es el límite entre un gesto de ternura y uno de peligro. Es evidente que tenemos una sociedad cada vez más asustada y que le ha pasado factura en términos afectivos y de relaciones humanas. La pregunta es clara: ¿Preferimos una sociedad en la que aún sea posible un gesto de ternura o activar todos los mecanismos de control? En cualquier caso… ¿Alguna de las dos opciones nos da algún tipo de garantía?.
¿Hubo ocasión durante el proceso para que los actores aportasen ideas en el texto o en la puesta en escena?…¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?…
Diferencio dos aspectos: la escritura como espacio íntimo y los ensayos como trabajo de equipo. El proceso de ensayos es un momento maravilloso en que contrastas ideas con los actores y con el equipo artístico. Es un tiempo de constante debate y contraposición de ideas. El director tiene una mirada general sobre qué quiere contar y de qué manera pero también es un momento en que todo eso se pone en común con los actores, el escenógrafo, las personas responsables del espacio sonoro, iluminación, vestuario… Cuando -como en este caso- dirijo un texto que he escrito, los ensayos es el mejor momento para cerrar definitivamente la escritura. Siempre modificas alguna cosa en función de las necesidades actorales y porqué es el momento en que contrastas la escritura con el sentido teatral. He tenido la suerte de rodearme de un equipo artístico comprometido que siento como una familia. No entiendo el teatro sin rodearme con un equipo humano comprometido con el texto y el hecho teatral. Talento y talante, eso es primordial.
¿Hay algún referente técnico o artístico del que has partido para crear esta obra?…
Más que un referente técnico o artístico, «El principio de Arquímedes» nace de un momento vital, de una mirada sobre el mundo. Estaba especialmente preocupado en hablar de las sociedades del miedo, de los nuevos modelos que se nos imponen por ello. Quería escribir una obra que jugara con el espectador y que fuera el espectador quien resolviera, quien se posicionara moralmente. En esta obra el espectador resuelve a partir de su moral. Y supongo que… como en cada obra… Siempre hay algo de todas aquellas personas que admiras o que te gusta su trabajo.
¿Por qué haces teatro?…
El teatro es uno de los rituales más antiguos que tenemos y que nos permite una cosa única: el aquí y ahora. El encuentro entre el público y una ficción. Lo irrepetible de cada función. Y el teatro nos permite ser un canalizador en tiempo presente de emociones, reflexiones… El teatro aún es uno de los mayores agitadores de consciencia que tiene la cultura.
¿Qué balances haces de tus trabajos como director-autor de teatro?…
Pienso que el balance más importante que uno debe hacerse es preguntarse si es honesto y está satisfecho con aquello que ha hecho. Y a partir de aquí, intentar seguir trabajando en la línea de pensamiento que crees e intentar mejorar y dar nuevos pasos o proponerte nuevos retos. En este sentido, hay unos años que coinciden en mis inicios en el Institut del Teatre en que hay las primeras probaturas de escritura y que entro en contacto con algunas personas que admiro y respeto y que han sido muy importantes en mi trayectoria como Lluïsa Cunillé, Josep Maria Benet i Jornet o Xavier Albertí. Diría que es sobre 2009 con «La dona que perdía tots els avions» (XXXIV Premio Born de Teatre) que considero que escribo la primera obra de la que me siento satisfecho. «Gang Bang» fue otro momento crucial. Recibió muchas críticas, incluso un ataque en una de las funciones; siempre he dicho que «Gang Bang» y su recepción me dio la libertad definitiva para seguir escribiendo lo que quería, sin concesiones; sin ese texto posiblemente no habría escrito «El principio de Arquímedes» que es una obra que me ha dado múltiples alegrías y proyección internacional; «Fum» y un nuevo texto que acabo de escribir y que estoy corrigiendo son un paso más y creo que ahondan más en las complejidades humanas. Con todo… Sigo sintiendo que escribir es tan apasionante como difícil.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
El teatro no ha de tener una única función. El teatro han de ser muchas cosas y con funcionalidad muy distintas. Siempre digo que el teatro es un diálogo entre lo que sucede en el escenario con la platea ya sea haciendo reflexionar, generando debate, provocar una discusión de ideas, entretener, enojar, sorprender… Reconozco que a mi, personalmente, como autor y también como espectador, me gusta el teatro que interroga, que habla del mundo que nos ha tocado vivir, incluso que es capaz de poner al espectador en espacios frágiles y desafiarlo. En todo caso, pienso que en un paisaje teatral sano tiene que haber un amplio abanico teatral y que el teatro público tiene que ser especialmente sensible en promover las nuevas dramatúrgias, lo experimental y la recuperación y reinterpretación del repertorio y de la tradición.
¿Cómo crees que está afectando la subida del I.V.A. y los recortes al teatro en España?…
Es una obviedad que la subida del IVA y los recortes al teatro son una estocada a un sector ya de por sí frágil. Estas medidas, evidentemente, nos demuestran que tenemos un gobierno que no le interesa la cultura porqué la cultura es un generador de ideas, de debate, de pensamiento… No se trata tan solo de medidas económicas, si no con una motivación sobre la población. Un buen tejido cultural nos hará mejores ciudadanos, nos ayudará a crecer como personas. Tengo mis dudas más que razonables que este gobierno le interese tener ciudadanos inquietos, con ideas propias. Sus políticas en materia cultural así lo demuestran.
¿Qué obra de teatro has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
La verdad he estado tan ocupado con varios proyectos y con el estreno en castellano de «El principi de Arquimedes» que poco he visto. Así que tiraré un poco atrás y te citaré tres espectáculos de la pasada temporada: «En tierra de nadie» de Harold Pinter en el Teatro Nacional de Catalunya, con un Lluís Homar que es sin duda uno de los grandes actores de nuestro país; «Proyecto Felisberto» dirigido por Mariana Percovich en Uruguay y que me descubrió la figura y el mundo fascinante del escritor Felisberto Hernández; y en Madrid el Macbeth de José Martret en la Pensión de las pulgas, un espectáculo ambicioso, sobretodo si tenemos en cuenta que se trata del off y que no tiene nada que envidar a grandes producciones.
¿Proyectos?…
En el Festival Temporada Alta participo en dos proyectos, «Esperança Dinamita», un espectáculo de cuplés versionado por el grupo Le Croupier y en «Llibràlegs», cuatro piezas breves de Pau Miró, Marc Artigau, Jordi Prat i Coll y de un servidor, que dirige Prat i Coll. Actualmente también hay varias producciones en marcha de «El principio de Arquímedes» en otras ciudades del mundo. Se ha estrenado ya en Buenos Aires -ya van por el quinto mes en cartel-, México D.F, San Petersburgo, Puerto Rico y Londres y se estrenaran en los próximos meses en Croacia, Alemania o Grecia, por ejemplo. Como autor he acabado un texto nuevo y tengo un par en marcha. Y me gustaría poderlos levantar. En 2015 dirigiré un «El carrer Franklin», un texto de Lluïsa Cunillé que se estrenará en el Teatre Nacional de Catalunya dentro del Festival Grec 2015.
Jugadores de Pau Miró en los Teatros del Canal
Reparto de lujo para una historia simple, la de cuatro hombres que juegan una partida de cartas y terminan embarcados en un juego mucho más peligroso. Jugadores es una radiografía de las relaciones humanas, de la parte oscura e inaccesible que esconde todo el mundo, salpicada de humor y, claro, de un saludable espíritu lúdico. Con estas palabras describe el autor y director lo que se supone que es Jugadores y sin embargo, es, a mí modo de ver, mucho más, gracias a que la obra no transita por la placidez de una partida entre amigos si no que se sumerge en los miedos y fantasmas que estos cuatro «hombres invisibles» tienen instalados en su día a día. En estos tiempos de crisis, tener más de cincuenta años y no haber resuelto la vida económica y afectivamente, te deja fuera de juego, del juego de cualquier partida. Los personajes y sus relaciones están llenos de sorpresas y enigmas que el público deberá resolver al ir a ver la función. No se pierdan el trabajo de cuatro esplendidos actores como son: Jesús Castejón, Luis Bermejo, Ginés García-Millán y Miguel Rellán.
Adolfo Simón
Paco Bezerra nos habla de sus proyectos.
¿Cómo surge el proyecto AHORA EMPIEZAN LAS VACACIONES?…¿De qué va la obra?…¿Cómo ha sido el viaje dramatúrgico de El Pelícano a tu propuesta textual?…
Luis Luque había pensado montarla, ya tenía los actores y todo, de hecho hasta había hablado con ellos y se lo había propuesto, así que me pidió hacer la versión y yo acepté. Podríamos decir que se trata de un encargo, como la obra anterior que hice con él, La escuela de la desobediencia. La obra va de una madre desnaturalizada que tiene muertos de hambre y de frío a sus hijos desde el día en que nacieron, y esto lo utilizo para hablar de nuestro presente. El viaje dramaúrgico ha partido de los personajes y conflictos del original, pero podría decirse que he reescrito la obra. He metido elementos nuevos y he eliminado a uno de los personajes. También me he inventado alguna escena que otra, la del final, por ejemplo, en la que creo que no hay ni una sola palabra escrita por Strindberg.
¿Hiciste algún tipo de documentación sobre el tema antes de realizar tu texto final?…
Partí de las lecturas del original, vi varias veces el Estudio Uno que interpretó en su día Irene Gutiérrez Caba y Tina Sáinz, y, a partir de lo que todo esto me sugirió, empecé a investigar sobre el hambre y el apetito. Entonces, descubrí una isla en la que nadie jamás había pasado nunca hambre, en el Pacífico Sur, Vanuatu se llama, el lugar con mayor calidad de vida de todo el planeta Tierra. Y eché la imaginación a volar a partir de ahí.
¿Cómo surge llevarlo a La Casa de la Portera?
Ya estaba en la propuesta de Luis, venía con el encargo, todo en el mismo paquete. Si yo no hubiese hecho la versión, él la hubiese estrenado igualmente en La casa de la portera.
Eres un autor premiado…¿Sirven los premios para que tus textos se visibilicen?…
Sí, pero para que se visibilicen los textos que no han sido premiados. Curiosamente, los textos que han ganado premios importantes no se han hecho, esos no se representan, se representan otros que me encargan, pero las obras que han ganado más premios aún no se han hecho.
¿Opinas como algunos autores, que no hay que publicar un texto hasta verlo estrenado?…
No, si yo pensara así ahora no tendría más que tres textos publicados, y dos de ellos versiones o dramaturgias de otras obras que no son mías, originales, entonces, habría publicado sólo Grooming. Además, si no se publican antes de estrenarse… ¿cómo llega el texto a manos de un director de escena? ¿Cómo puede montar alguien un texto si no está publicado? ¿O cuántas obras hubiésemos leído de Don Ramón del Valle-Inclán? Imagino que habrá dramaturgos que tengan contactos y que conzcan a productores y directores de teatros, pero si no conoces a nadie publicar es la única manera de que tu trabajo tenga cierta difusión. No, qué barbaridad, yo no pienso así, yo soy dramaturgo, escribo para la Literatura Dramática, no para la escena. Si mis obras se hacen, fenomenal, pero si no se hacen yo las voy a seguir escribiendo igualmente. ¿Por qué no iba a poder tener la gente acceso a leerlas?
¿Qué balances haces de tus últimos trabajos como autor?…
El balance ha sido positivo. He estrenado tres obras en el último año y medio, así que no me puedo quejar.
¿Qué función crees que ha de tener hoy el teatro para la sociedad en la que vivimos?…
La de siempre: la de plantearle preguntas al lector/espectador, no ofrecerle respuestas, la de hacerle dudar de lo que piensa, la de cuestionarle y ponerle en un dilema moral ante una situación determinada… Viene siendo así desde antes de que naciera Jesucristo. El teatro ha cambiado mucho, pero sólo en su forma, en el fondo, el teatro sigue siendo muy parecido al de hace más de dos mil años.
¿Qué te motiva o inspira para escribir teatro?…
El paisaje desértico de Almería, mi padre y mi madre, mi abuela, mi hermana, mi tía, mis vecinas y todo lo que sale por boca de estas personas que acabo de enumerar. Un pozo sin fondo.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro?…
¿Y no está afectando ya?
¿Qué obra de teatro has visto últimamente? ¿Qué te pareció?…
Vi Alma de Dios, de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez, con Cristina Marcos, Tomás Pozzi y Manuela Velasco, dirigida por Jesús Castejón, en el Teatro de la Zarzuela. Una maravilla. Me encantó. De hecho, creo que voy a escribir una Zarzuela, que es algo que los dramaturgos españoles no deberían haber dejado de hacer. La Zarzuela es lo más.
¿Cómo ves la autoría teatral en estos momentos en nuestro país?…
Pues muy bien, mejor que nunca, la veo tal que así: Alfredo Sanzol, Manuel Calzada Pérez, Sergi Belbel, María Velasco, Lluisa Cunillé, José Manuel Mora, Guillem Clua, Angélica Liddell, Carlos Be, Josep María Miró, Miguel del Arco, Juan Mayorga, Guillermo Heras, Jordi Galcerán, Luis García-Araus, Pau Miró, José Ramón Fernández, Marta Buchaca, Alberto Conejero, Lucía Vilanova, Antonio Rojano, Eva Hibernia, Gracia Morales, Zo Brinviyer, José Cruz, Jordi Casanovas, Juan Carlos Rubio, David Desola, Laila Ripoll… y se me olvidarán por lo menos ciento cincuenta más.
¿Proyectos?…
Me acaba de conceder el INAEM una beca para el Desarrollo de las Dramaturgias Actuales, creo que se llama, así que es la primera vez que me ayudan económicamente antes de escribir una obra y eso me alegra porque creo que han empezado a confiar en mí. Voy a escribir una obra que se llama El rescate del dragón.
Edgar Chías, autor de Ternura suite, nos habla de Dramaturgos mexicanos aprovechando su presencia en Escena Contemporánea
Balance de vuestra trayectoria…
Dramaturgos Mexicanos es una asociación de artistas que lidera Beatriz Luna. Desde ahí, hemos producido dos espectáculos: Historias de una hiena vacía bajo la dirección de Alberto Villarreal en 2007 y Ternura suite bajo la dirección de Richard Viqueira en 2011, dos emisiones de un festival de semi montados (o lecturas en espacio) de obras de autores dramáticos mexicanos de última generación (2005 y 2006) y hemos traducido un volumen de obras del autor brasileño Samir Yazbek (Libros de Godot, 2012) y Nuevos territorios del diálogo (Paso de Gato, 2013) del investigador francés Jean-Pierre Ryngaert. La intención de este grupo es lanzar espectáculos poderosos asociando algunos de los creadores mexicanos más interesantes (nacional e internacionalmente) y realizar actividades que fomenten el desarrollo de la dramaturgia mexicana, estableciendo diálogos con el mundo.
Kraken teatro es una compañía liderada por Richard Viqueira, quien es uno de los directores de escena mexicanos más destacados de su generación. Sus espectáculos han sido de alto impacto en el país. Se caracterizan por el riesgo físico (en el sentido deportivo, incluso de alto riesgo) que asumen los actores. Destacan, en su repertorio Vencer al sensei (2007), El evangelio según Clark Kent (2009), Por favor no mande riñones por correspondencia (2010) y Ternura suite (2011). Recientemente han incursionado en los circuitos internacionales con El evangelio (EU, 2010) y Ternura suite (ahora, aquí).
Yo soy autor dramático, tengo una cátedra en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y también traduzco, actúo, dirijo y hago gestión cultural (desde 2003 realizo un festival de nuevas escrituras en México). Mi obra ha sido traducida y publicada en griego, francés, italiano, alemán e inglés. He dado a conocer algunas de mis obras en el Piccolo Teatro de Milán, la Schaübhune de Berlín, el Centro Dramático Nacional de Madrid y el Royal Court Theater de Londres (entre otros). Actualmente tengo en cartelera en la Ciudad de México la obra Disertaciones sobre un charco.
¿Cómo surge el proyecto que presentáis en Escena Contemporánea?…¿De qué va la obra?…
Este fue un proyecto que diseñó Dramaturgos Mexicanos. Teníamos muchas ganas de entablar una colaboración con Kraken Teatro, así es que comenzamos a planearlo desde 2010. Ternura Suite es una obra que escribí en 2006 con la intención de discutir de forma directa y práctica la violencia sistemática que se adueña de todos los ámbitos y gestos de la comunidad en mi país. Con la obra me propuse un acontecimiento que debía suceder en un recinto no teatral. La idea es poner en crisis el sistema de representación estatal. En todos sentidos. Su representación política lleva colapsando más de 18 años y promete ponerse peor. Pero la forma en que las instituciones del estado conciben al teatro es algo que debe quebrarse también. Por eso pensamos en todo lo que no es políticamente correcto y lo efectuamos, pero con un sentido. El de reflexionar sobre la corrupción del tejido social. De paso, quisimos abrir un boquete para que por él escaparan de la demasiada quietud nuestro espectáculo y sus actores. La obra se hizo en sótanos y bodegas aledaños a los edificios teatrales. La institución se puso en jaque, con lo que logramos muchas cosas, creo yo. En principio, que les quede claro que es la comunidad organizada la que dicta las reglas, no la institución, porque la institución está para garantizar los intereses de la comunidad y no viceversa, cosa que parecen haber olvidado los funcionarios culturales (y en todos los niveles). El teatro, su práctica, dicta la norma y los caminos, no los recintos ni las programaciones que pretenden que todo suceda sin sobresaltos, sin desajustes. Lo que pasa es que las instituciones (en todos niveles) quieren ciudadanos obedientes. Nosotros queremos ciudadanos disidentes, vivos, reflexionando, e instituciones a su altura, a la altura de una comunidad que se mueve, que se transforma. Ternura suite ha sido un escándalo en México. Ha puesto en crisis todo. Los límites de la teatralidad, de los permisos sobre lo que debe hacerse, la relación del espectador con el espacio público, la ética del actor y del director, la idea del riesgo en la escena. Todo lo ha cimbrado. Tuvimos varias pequeñas temporadas en la Ciudad de México desde 2011. Nos presentamos en un par de ciudades antes de llegar en 2012 a la Muestra Nacional de Teatro que organiza la Coordinación Nacional de Teatro. Y ahora estamos aquí, en Escena Contemporánea. La obra, a nivel de historia, es muy sencilla: Un intruso abusa de su anfitrión obligado (lo fuerza a recibirlo, en todos sentidos). Esta línea fabular simple nos da pretexto para reflexionar un poco sobre la desigualdad y la violencia a que obliga.
¿Cómo fue el proceso dramatúrgico y de montaje de la obra?…
Como te decía, la obra se escribió en 2006. En 2010 hice una revisión y llegué a la versión que se ha publicado, que es cercana a la que se puso en escena. Digo que es cercana porque Richard Viqueira quiso usar una de las versiones primarias de la obra, y desde luego que hubo algunos ajustes sobre la puesta en escena. El montaje partió de la idea de reducir al máximo la simulación y el simulacro. Partió de la idea de realizar en escena acciones reales. Partió de la idea de evidenciar el «montaje» de la violencia. Una especie de paradoja: las acciones que se ejecutan en la performance son reales, pero se evidencia que tal violencia está «producida», que es intencional. Un poco para señalar la intención del estado, su indiferencia intencionada en torno a la desigualdad, al derecho al no derecho.
¿Conoces la obra de otros creadores contemporáneos en España?…
Me interesan Angélica Lidell, Juan Mayorga, Sergi Belbel, Paco Bezerra, Pau Miró. Me interesa lo que crea en España Rodrigo García. Quiero conocer a La Tristura y a Animalario.
¿Qué opinas de la programación de Escena Contemporánea XIII?…
Se mira muy interesante. Me habría encantado poder ver toda la programación. Lo interesante de eventos como este es la reunión de creaciones que se desarrollan desde la divergencia, la pluralidad, lo anómalo. Te hacen sentir menos solo. A mí me toca mirar una parte reducida de la programación general.
¿Qué función crees que ha de tener hoy la creación contemporánea para la sociedad en la que vivimos?…
En México, en donde todo está perdido o por perderse, la creación contemporánea ha de servir para restablecer el tejido social que la política contemporánea y las economías delincuentes están desgarrando. Creo que el teatro contemporáneo en México debe recuperar las antiguas misiones del teatro: la educación y la civilización de las comunidades, porque a nadie le importan. La creación contemporánea en México puede prestarle estructuras de orden a la realidad que se ha derrumbado. Puede ser una actividad que garantice la participación de las personas en algo constructivo, que le de sentido a las asociaciones, a las reglas, a las personas. Que demuestre el valor de las acciones. La creación contemporánea puede ser el espacio de reflexión en un país desastrado.
¿Qué te motiva o inspira para realizar proyectos que mostrar en vivo?…
La acción transformadora. Saber que luego de hacer algo, ya nada puede ser lo mismo. Ya no puedes ser el mismo luego de actuar. Eso me pasa. Estoy convencido que ese es el sentido de las artes escénicas -para mí-. Hacer, transformar. Mirar y vivir el cambio. En todos los sentidos.
¿Crees que afectará mucho la subida del I.V.A. y los recortes al teatro para la escena alternativa?…
En México hay un gesto muy poderoso hacia la cultura en general y hacia el teatro en particular. Todo se vende. Todo lo que vende demuestra su sentido y utilidad, en la lógica de los pobres demonios que tenemos en los puestos políticos que administran nuestra desgracia. Esos pobres bufones no entienden de cultura. Para ellos el arte es lo que ven en la televisión. Tenemos un presidente que difícilmente sabe leer. Así es que la cultura no solo no les interesa sino que los asusta porque los desafía, es un espacio que los amenaza, así es que atentan decididamente contra él. El teatro independiente está bajo amenaza. El estado dedica recursos para el teatro, pero para el privado (porque en él reconocen a los actores de la televisión). Del otro saben lo mismo que de astrofísica. Nosotros comenzamos el año con el anuncio de un recorte presupuestal importante a la cultura. Cuando se enteren de que eventualmente se usan libros en el teatro, quizá los prohiban. Te digo que las letras y las ideas no se le dan a nuestros dirigentes. ¿Es parecido por acá?.
¿Qué obra de teatro, danza o performance has visto últimamente?¿Qué te pareció?…
Hasta hoy no he podido ver cosas en España. Trataré de ponerme al corriente en los pocos días que dura mi estancia.
¿Cómo ves la creación contemporánea en el lugar donde trabajas?…
Con fuerza. Mucha fuerza de parte de los creadores. A pesar de la torpeza, la indiferencia, y a veces la decidida idiotez de los funcionarios de cultura, en México estamos viviendo un momento muy brillante para las artes escénicas. El año pasado estuvo en Escena Contemporánea Lagartijas tiradas al sol, una estupenda compañía mexicana. Así como ellos, hay una importante cantidad de compañías, de creadores, de autores y actores que no se veía en muchos años, no con este brillo ni con esta abundancia.
¿Alguna idea para seguir creando en tiempos de crisis?…
Estamos un poco acostumbrados. Así lo hemos hecho desde hace años y así seguiremos bastantes más. Creo que la estrategia es la obstinación y la táctica la asociación hormiga.
¿Proyectos?…
Muchos:
-Una obra concierto. Es una historia de familia casi griega de tan negra. Lo tiene todo. Todos los excesos. Pero, han de contarla tres actrices y un músico en escena. Con canciones y todo, pero no es un musical en el sentido que conocemos.
-Una instalación en recintos de museos. Diseñaremos un dispositivo que se pueda operar varias veces a la semana, a ciertas horas, pero que quede a solas y que se baste a sí misma cuando los asistentes lo experimenten sin la intervención de los performers. No es teatro, no es concierto, no es una instalación con audiovisuales. Es todo eso, pero con chatarra y Bertolt Brecht. Los procedimiento son el azar y el reciclaje.
-Un texto sobre la desaparición de las lenguas originales.
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